El niño que quería volar



Había una vez un niño llamado Martín, quien siempre se creía un superhéroe. Martín era autista y le encantaba usar su capa roja imaginaria, mientras saltaba y corría por todas partes. Siempre soñaba con poder volar como su superhéroe favorito.

Sin embargo, la realidad era que Martín no podía volar, pero eso no lo detenía. "¡Mamá, papá, hoy voy a intentar volar desde el trampolín del parque!" gritaba Martín emocionado.

Sus padres, cariñosamente, lo animaban a perseguir sus sueños, aunque sabían que Martín tenía dificultades para entender los límites del mundo real. "Martín, cariño, recuerda que los superhéroes solo vuelan en las películas", le recordaba su mamá con ternura.

Pero Martín no se desanimaba y seguía pensando en cómo lograr su meta. Un día, mientras Martín estaba en el parque, conoció a otro niño llamado Lucas. Lucas era un inventor talentoso, y le encantaba construir cosas nuevas.

Martín y Lucas se hicieron amigos rápidamente, y Martín le contó a Lucas sobre su deseo de volar. "¡Eso es genial, Martín! Yo puedo ayudarte a construir algo que te haga sentir como si estuvieras volando", dijo Lucas con entusiasmo.

Juntos, Martín y Lucas trabajaron en un plan para crear unas alas especiales que le permitirían a Martín experimentar la sensación de volar, aunque fuera por un corto tiempo. Pasaron días construyendo y probando diferentes diseños, hasta que finalmente, tenían unas alas listas para ser probadas.

Con cuidado, Martín se puso las alas y subió al trampolín. Con un salto valiente, extendió sus brazos y sintió el viento en su rostro. Por un momento, Martín sintió que realmente estaba volando. Al aterrizar, Martín miró a Lucas con una sonrisa radiante.

"¡Lo logramos, Lucas! Gracias por ayudarme a cumplir mi sueño de volar", exclamó Martín emocionado.

A partir de ese día, Martín siguió visitando el parque con sus alas, recordando siempre que, aunque no pudiera volar como un superhéroe de verdad, siempre tendría a su amigo Lucas para ayudarlo a alcanzar nuevas alturas. Y juntos, Martín y Lucas demostraron que con imaginación, amistad y trabajo en equipo, ¡cualquier sueño puede hacerse realidad.

FIN.

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