El niño que se convirtió en perro terapéutico



Había una vez un niño llamado Tomás, quien desde muy pequeño tenía un sueño muy peculiar: quería ser perro. No le interesaban los libros ni las tareas escolares, solo quería correr y jugar como un cachorro.

Un día, mientras estaba en la escuela, el profesor les preguntó a todos los niños qué querían ser cuando crecieran.

Los demás respondieron cosas como médico, astronauta o futbolista, pero Tomás no pudo contenerse y dijo con entusiasmo:"¡Yo quiero ser perro!"Los demás niños se rieron de él y el profesor intentó explicarle que eso no era posible. Pero Tomás no se dio por vencido y decidió que haría todo lo posible para cumplir su sueño.

Decidió investigar sobre cómo comportarse como un perro. Leyó libros sobre adiestramiento canino y observaba atentamente a los perros del vecindario para aprender de ellos. Pasaba horas jugando en el parque e imitando sus ladridos y movimientos.

Un día, mientras jugaba en el parque, conoció a Lucas, un viejo señor amante de los animales que notó la pasión de Tomás por los perros.

Lucas se acercó al niño y le dijo:"¿Sabes qué? Si realmente quieres ser como un perro, deberías aprender a hacer algo útil también". Tomás quedó intrigado y preguntó:"¿Qué puedo hacer?"Lucas sonrió y le propuso algo diferente:"Existen muchos perros de terapia que ayudan a personas mayores o enfermas. Podrías entrenarte para convertirte en uno de ellos".

Tomás se emocionó con la idea y aceptó el desafío. Lucas se convirtió en su mentor y juntos comenzaron a trabajar arduamente en el entrenamiento.

Tomás aprendió a ser obediente, a traer objetos, a dar cariño y alegría a quienes lo necesitaban. Un día, mientras visitaban un hogar de ancianos con Tomás vestido como perro de terapia, conocieron a Don Juan, un hombre muy triste que había perdido la esperanza.

Al ver al niño disfrazado de perro, una sonrisa tímida apareció en su rostro. "¡Hola, amiguito! ¿Cómo te llamas?", preguntó Don Juan. Tomás ladró juguetonamente y movió su cola. Pareciera que entendía lo que le decían los demás.

Don Juan soltó una risita y dijo:"Eres un perro muy especial". A partir de ese momento, Tomás visitaba regularmente a Don Juan y juntos pasaban horas jugando y compartiendo momentos felices. La compañía del niño disfrazado de perro le dio una nueva razón para sonreír cada día.

Poco a poco, otros ancianos se sumaron al juego e incluso algunos niños del hogar también disfrutaban de las visitas de Tomás. El niño logró llevar alegría y amor donde antes solo había tristeza.

Con el tiempo, Tomás descubrió que podía hacer algo útil mientras vivía su sueño de ser perro. Aprendió la importancia del compromiso y la responsabilidad hacia los demás.

Además, comprendió que estudiar no era solo sobre libros o tareas escolares, sino sobre aprender y crecer en todas las áreas de la vida. Así, Tomás se convirtió en un perro de terapia muy especial.

Aunque su sueño inicial era ser un perro, descubrió que podía ser mucho más: un amigo fiel y solidario para aquellos que más lo necesitaban. Y así, el niño que quería ser perro demostró al mundo que los sueños pueden llevarnos a lugares inesperados y maravillosos si estamos dispuestos a trabajar duro por ellos.

FIN.

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