El niño que soñaba con el mundo mágico de las vocales y los números
Había una vez un niño llamado Tito, que cada noche soñaba con un lugar maravilloso lleno de letras y números. En este mundo mágico, las vocales eran dulces y juguetonas, y los números bailaban alegres por los caminos de la imaginación.
Una noche, mientras Tito dormía, fue llevado en un barco de papel hacia este mágico lugar. Cuando arribó, se encontró con una hermosa mariposa llamada Violeta, que era la guardiana de las vocales.
- “¡Hola, Tito! ¡Bienvenido al País de las Vocales! ” - dijo Violeta.
- “¿Las vocales? ¿Qué hacen aquí? ” - preguntó Tito emocionado.
- “¡Hacemos magia! Con cada letra, formamos palabras. Ven, ¡te mostraré! ” - respondió Violeta, girando en un baile alegre.
Tito siguió a Violeta y pronto llegaron a un campo brillante donde las vocales A, E, I, O, y U danzaban entre flores de colores.
- “¡A! ” - gritó Violeta mientras A empezaba a girar como un trompo.
- “¡E! ” - dijo la vocal E mientras hacía piruetas en el aire.
- “¿Puedo unirme? ” - preguntó Tito entusiasmado.
- “¡Claro! Solo necesitas conocer nuestras canciones.” - dijo Violeta.
Así, Tito aprendió las canciones de las vocales:
- “A es para la abeja que zumba,
E es para el eco que responde,
I es el iglú que encontramos,
O es el oso que abrazamos,
U es el unicornio que soñamos.”
Encantado con sus nuevas amigas, Tito se olvidó del tiempo. Pero de pronto, escucharon un sonido extraño. Era un rayo de luz que se deslizaba rápidamente, y al acercarse, se dieron cuenta de que era un número triste llamado Siete.
- “¿Qué te pasa, Siete? ” - preguntó Tito con preocupación.
- “Es que todos los números tienen pegas. Me siento incompleto porque soy un número impar, mientras que los demás siempre están de dos en dos.” - sollozó Siete.
- “¡No llores! ” - dijo Violeta. - “Cada número tiene su magia única. ¿Sabías que tú eres el único que puede hacer milagros en las sumas? ” -
- “¿Milagros en las sumas? ” - insistió Tito.
Violeta sonrió y soltó una risa chispeante. - “Ven, ¡te mostraré! ” -
Juntos, se dirigieron a una gran pizarra donde estaban los números del uno al diez.
- “Mira, si sumas 3+4, ¡puedes usarme como Siete y dejar que el resultado brille! ” - explicaba Siete mientras se iluminaba.
Tito comenzó a sumar números mientras los demás bailaban a su alrededor. Pronto, todos los números se unieron para formar un gran espectáculo.
- “¡Esto es increíble! ” - gritó Tito, mientras escribía diferentes sumas y todos los números brillaban en luz.
De repente, un fuerte viento sopló y los números empezaron a separarse en el aire.
- “¡Oh no! ¡Los números van a caer! ” - gritó Tito.
Violeta y Tito se unieron y comenzaron a cantar una nueva canción, donde usaron juntos las vocales y los números:
- “Uno y dos, somos tres,
Siete brilla sin altivez.
Cuatro y cinco, gran destreza,
Números y letras, magia en la belleza.”
Con el poder de su canción, lograron que los números volvieran a la tierra firme, formando un arcoíris en el cielo del mundo mágico. Todos se abrazaron celebrando su amistad y magia.
- “Gracias, Tito, por enseñarnos que cada letra y cada número tiene su valor y su magia” - dijo Siete emocionado.
- “¡Y gracias a ustedes por hacerme vivir esta aventura! ” - exclamó Tito, con una gran sonrisa.
Sintiéndose feliz, Tito sintió que era hora de regresar a casa. Violeta le dio un fuerte abrazo y le dijo:
- “No olvides nunca que la magia de las letras y los números está siempre contigo. Cuando vuelvas a la escuela, canta nuestras canciones y verás cómo aprendes más sobre nosotros.”
Tito subió a su barco de papel, prometiendo volver a visitar el mundo mágico de las vocales y los números. Al despertar, se sintió inspirado y decidió compartir su aventura con sus compañeros de clase, enseñándoles las canciones y la importancia de cada letra y número.
Así, Tito se convirtió en el mejor maestro de las vocales y los números, y el mundo mágico nunca desapareció de su corazón, porque siempre vivimos juntos en la magia de aprender.
FIN.