El Niño que Unió al Reino
Había una vez en un reino muy lejano, un Rey Judio llamado Samuel. A pesar de ser un buen gobernante, el Rey Samuel estaba preocupado por la situación de los enfermos y marginados de su reino.
Un día, decidió convocar a todos los Escribas y Saduceos del reino para encontrar una solución a este problema. Se reunieron en el Sanedrín, donde discutieron diferentes ideas para ayudar a los más necesitados.
"Nuestro deber como líderes es asegurarnos de que todos los habitantes del reino tengan igualdad de oportunidades", dijo el Rey Samuel. "Estoy de acuerdo", dijo uno de los Escribas. "Podemos empezar construyendo hospitales para atender a los enfermos". "Eso es una buena idea", respondió otro Escriba.
"Además, podríamos organizar campañas médicas para brindar atención gratuita a aquellos que no pueden pagarla". El Rey Samuel asintió con entusiasmo ante estas propuestas y decidió ponerlas en marcha inmediatamente.
Los constructores comenzaron a trabajar en la construcción de hospitales y se organizaron equipos médicos para llevar atención médica a las zonas más necesitadas del reino. Mientras tanto, había un niño llamado Marcos que vivía en uno de los pueblos más humildes del reino.
Marcos era huérfano y había sido marginado por sus compañeros debido a su condición social. Siempre soñaba con tener una vida mejor y ser aceptado por todos. Un día, mientras caminaba por el pueblo, Marcos vio cómo se estaban construyendo nuevos hospitales.
Se acercó a uno de los obreros y le preguntó qué estaba pasando. "Estamos construyendo un hospital para ayudar a las personas enfermas", respondió el obrero. Marcos sonrió emocionado y decidió que quería ayudar también.
Se acercó al Rey Samuel y le dijo:"Rey Samuel, me gustaría ser voluntario en el hospital. Quiero cuidar de los enfermos y hacerlos sentir mejor". El Rey Samuel quedó impresionado por la determinación de Marcos y aceptó su solicitud sin dudarlo.
Con el tiempo, Marcos se convirtió en un valioso miembro del equipo médico. Ayudaba a los enfermos, les contaba historias para animarlos y jugaba con ellos para distraerlos del dolor.
Un día, mientras caminaba por una de las salas del hospital, Marcos vio a un hombre triste sentado en un rincón. Se acercó a él y le preguntó qué le pasaba. "Soy Juan", dijo el hombre. "He sido marginado toda mi vida debido a mi discapacidad física.
Nadie quiere estar cerca de mí". Marcos sintió empatía por Juan y decidió hacer algo especial por él.
Organizó una fiesta sorpresa en el hospital e invitó a todos los pacientes y personal médico para celebrar la amistad y la diversidad. Juan quedó sorprendido cuando entraron todos al salón decorado con globos y luces brillantes. La música empezó a sonar, la gente bailaba y reían juntos sin importar sus diferencias.
Esa noche, todos comprendieron que no importa cuál sea su condición social o física; lo más importante es el amor y la amistad que pueden brindarse mutuamente. El Rey Samuel, al enterarse de la fiesta sorpresa, se sintió orgulloso de Marcos y su capacidad para unir a las personas.
Decidió nombrar a Marcos como su asesor especial en temas de inclusión y le pidió que ayudara a implementar políticas para garantizar igualdad de oportunidades para todos los habitantes del reino.
Marcos aceptó con humildad el nuevo cargo y trabajó arduamente para asegurarse de que nadie fuera marginado o discriminado en el reino.
Así, gracias al esfuerzo conjunto del Rey Judio, los Escribas, Saduceos, Sanedrín y la valiosa contribución de Marcos, el reino se convirtió en un lugar donde todos eran valorados por igual y se les brindaba ayuda cuando más lo necesitaban.
FIN.