El niño que volaba alto



Había una vez una hermosa tarde de primavera en el parque, donde una familia se reunía para disfrutar de un día al aire libre.

Los padres, Lucas y Carolina, llevaban a sus dos hijos, Sofía y Martín, ansiosos por jugar y correr en el parque. Mientras los padres encontraban un lugar para sentarse, Martín corrió directo al columpio. -¡Papá, papá, me empujas en el columpio! -gritó Martín con entusiasmo.

Lucas se acercó y comenzó a empujar el columpio, mientras Martín reía y gritaba de emoción. En medio del vaivén, Martín miraba al cielo y soñaba con volar alto como un pájaro. De repente, se soltó del columpio y dio un salto, extendiendo sus brazos como si fueran alas.

-¡Miren, miren! ¡Estoy volando! -exclamó Martín, mientras giraba en el aire con una sonrisa radiante. Los padres, sorprendidos, observaban a su hijo con asombro, sin comprender cómo había logrado despegarse del columpio.

Martín aterrizó suavemente en el césped y corrió hacia sus padres, emocionado por su aventura. -¿Cómo hiciste para volar, Martín? -preguntó curiosa Sofía. -Solo cerré los ojos y me imaginé que podía volar, y funcionó -respondió Martín con una amplia sonrisa.

Lucía y Carolina intercambiaron miradas asombradas y luego explicaron a Martín sobre la importancia de seguir sus sueños y creer en sí mismo.

Desde ese día, Martín siguió visitando el parque y cada vez que se subía al columpio, cerraba los ojos y se imaginaba volando alto, recordando que con fe y determinación, cualquier sueño podía hacerse realidad.

FIN.

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