El niño valiente


Héctor, un niño aventurero de tan solo 3 años, se encontraba perdido en lo profundo de la selva. Había olvidado su nombre y no sabía cómo regresar a casa.

Pero Héctor no se dejaba vencer fácilmente, así que decidió emprender un valiente viaje para encontrar su camino de regreso. Caminando por la espesa vegetación, llegó hasta las orillas de un río caudaloso.

Sin pensarlo dos veces, Héctor se adentró en él y comenzó a navegar sobre una pequeña barca que encontró flotando. Mientras avanzaba por el río, algo increíble comenzó a suceder: ¡los animales le ayudarían a recordar su nombre! El primer animal que Héctor encontró fue una hermosa Cotorra.

Con sus plumas verdes y amarillas brillantes, la cotorra le dijo:"¡Hola! ¿Estás buscando algo?""Sí", respondió Héctor emocionado. "Estoy buscando mi nombre". La cotorra sonrió y dijo:"Yo te daré la letra —"H"  y el adjetivo —"Hermoso" .

Eres muy valiente al aventurarte solo en esta selva". Así, Héctor guardó esa primera letra en su corazón mientras continuaba navegando por el río. Poco después, divisó a lo lejos una Isla con muchos árboles frutales.

Al acercarse descubrió un simpático Elefante disfrutando de unas deliciosas bananas. "¡Hola!", exclamó Héctor entusiasmado al ver al elefante juguetón. "¡Hola, pequeño explorador!", respondió el elefante.

"¿Qué te trae por aquí?"Héctor le contó su historia y el elefante, con su voz grave y amigable, le dijo:"Yo te daré la letra —"E"  y el adjetivo —"Encantador" . Es muy valiente de tu parte buscar tu camino". Héctor agradeció al elefante mientras añadía la letra —"E"  a su creciente colección.

Continuando su viaje río abajo, Héctor se encontró con un Cangrejo que caminaba de manera graciosa por la orilla del agua. "¡Hola!", saludó Héctor sonriente. "Estoy buscando mi nombre.

¿Puedes ayudarme?"El cangrejo movió sus pinzas en señal de afirmación y respondió:"Yo te daré la letra —"C"  y el adjetivo —"Curioso" . Es muy valiente explorar nuevos lugares sin miedo". Con alegría, Héctor agregó esa nueva letra a su tesoro. Más adelante, divisó una Tortuga nadando lentamente cerca de unas rocas.

Con paciencia esperó a que ella se acercara. "Buen día", saludó Héctor con una sonrisa. "¿Me podrías ayudar? Estoy buscando mi nombre". La tortuga asintió lentamente y dijo:"Yo te daré la letra —"T"  y el adjetivo —"Tierno" .

Eres muy valiente al enfrentarte a los desafíos de esta selva". Luego de recibir esa nueva letra, Héctor continuó navegando por el río con más determinación que nunca. Finalmente, Héctor llegó al mar.

Se sentía emocionado y un poco asustado por lo desconocido que le esperaba, pero sabía que debía seguir adelante. De repente, una Orca majestuosa emergió del agua y se acercó a Héctor con su imponente presencia. "¡Hola!", saludó Héctor con entusiasmo. "Estoy buscando mi nombre".

La orca sonrió y dijo:"Yo te daré la letra —"R"  y el adjetivo —"Resiliente" . Eres muy valiente al enfrentar cada desafío en tu camino". Con lágrimas de alegría en sus ojos, Héctor agregó esa última letra a su colección.

Habiendo encontrado todas las letras de su nombre y los adjetivos que los animales le habían dado, Héctor se dio cuenta de algo importante: cada uno de esos adjetivos describían las cualidades especiales que él tenía dentro de sí mismo.

Llena de gratitud hacia los animales que le habían ayudado a recordar quién era realmente, Héctor regresó a casa siendo un niño valiente, hermoso, encantador, curioso, tierno y resiliente.

Y así fue como Héctor aprendió una valiosa lección: no importa cuán perdidos nos sintamos o cuánto hayamos olvidado nuestro camino; dentro de nosotros siempre llevamos las cualidades especiales que nos hacen únicos y capaces de enfrentar cualquier desafío.

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