El niño valiente y el monstruo imaginario


Había una vez un niño llamado Lucas, que vivía en una pequeña casa cerca del bosque. Lucas era un niño muy valiente durante el día, pero cuando llegaba la noche, se convertía en un miedoso tembloroso.

Lucas tenía un gran miedo al monstruo de la oscuridad. Cada noche, cuando sus padres apagaban las luces y él se iba a dormir, su imaginación comenzaba a jugarle malas pasadas.

Veía sombras extrañas moviéndose por su habitación y escuchaba ruidos tenebrosos provenientes del armario. "¡Mamá! ¡Papá! El monstruo de la oscuridad está aquí otra vez", gritaba asustado Lucas todas las noches.

Sus padres intentaban calmarlo diciéndole que no había nada que temer, pero eso no hacía más que aumentar el miedo de Lucas. Así que decidieron buscar una solución para ayudarlo a superar ese temor.

Un día, mientras paseaban por el parque del pueblo, encontraron a Don Tomás, un anciano amable y sabio conocido por todos como "El contador de historias". Decidieron acercarse a él en busca de consejo. "Don Tomás", dijo el padre de Lucas. "Mi hijo tiene mucho miedo al monstruo de la oscuridad.

¿Tiene algún cuento o consejo para ayudarlo?"Don Tomás sonrió y asintió con la cabeza. "Claro que sí. Les contaré una historia".

Se sentaron todos juntos bajo un árbol frondoso mientras Don Tomás comenzó su relato:"Había una vez otro niño llamado Mateo, quien también tenía miedo al monstruo de la oscuridad. Pero en lugar de esconderse y temblar de miedo, decidió enfrentarlo". Lucas escuchaba atentamente mientras su imaginación volaba. "Un día, Mateo decidió armar un plan para desafiar al monstruo.

Buscó una linterna y se adentró valientemente en la oscuridad de su habitación. Apuntando con la luz hacia los rincones oscuros, descubrió que cada sombra extraña era solo un objeto inofensivo". Los ojos de Lucas se iluminaron con esperanza.

"A medida que avanzaba por la habitación, el corazón de Mateo dejaba de latir tan rápido. Se dio cuenta de que el verdadero monstruo no estaba afuera sino dentro de él mismo: era su propio miedo". Lucas pensó profundamente en las palabras del anciano.

"Con cada paso que daba hacia adelante, el miedo retrocedía", continuó Don Tomás. "Y finalmente, cuando llegó a su armario y lo abrió valientemente, encontró solo ropa colgada y juguetes viejos". Lucas sonrió emocionado.

"Entonces ¿eso significa que yo también puedo enfrentar mi miedo?"—"Exactamente" , respondió Don Tomás. "El primer paso es entender que los monstruos no existen realmente. Son solo creaciones de nuestra mente asustadiza.

Puedes enfrentar tus miedos apagando la luz y explorando tu habitación con una linterna como hizo Mateo". Esa noche, Lucas decidió poner en práctica el consejo del anciano contador de historias. Agarró una linterna y, con valentía, comenzó a explorar cada rincón de su habitación.

Descubrió que las sombras eran solo objetos cotidianos y que no había ningún monstruo esperando en la oscuridad. Desde ese día, Lucas perdió su miedo al monstruo de la oscuridad. Aprendió que enfrentar sus temores era mucho mejor que esconderse de ellos.

Y aunque todavía sentía un poco de miedo a veces, sabía que podía superarlo con valentía y determinación. Y así, Lucas se convirtió en el niño más valiente del vecindario, capaz de enfrentar cualquier desafío con una sonrisa en su rostro.

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