El niño y el árbol mágico



Juan era un niño curioso que vivía en una pequeña aldea en el corazón de la selva amazónica.

Creció escuchando historias sobre un árbol encantado, cuyas ramas eran tan altas que tocaban las nubes y sus raíces se extendían por kilómetros debajo del suelo. Un día, mientras exploraba la selva con sus amigos, Juan decidió que quería ver el árbol encantado con sus propios ojos. "¡Quiero conocer ese árbol mágico!", dijo emocionado.

Sus amigos lo miraron con asombro. "Pero Juan, nadie ha visto ese árbol en años", dijo uno de ellos. "Dicen que está protegido por espíritus y serpientes venenosas". Juan no se dejó desanimar por los comentarios negativos de sus amigos.

Decidió seguir adelante y buscar el famoso árbol encantado. Después de varios días caminando a través del denso bosque, Juan finalmente encontró el camino hacia el árbol mágico.

Pero cuando llegó allí, descubrió algo inesperado: ¡el árbol estaba enfermo! Las hojas del árbol estaban marchitas y las ramas parecían estar cubiertas de moho negro. A medida que se acercaba más al tronco del árbol, notó una gran cicatriz en la corteza del mismo.

"¿Qué le pasó a este hermoso árbol?", pensó Juan preocupado. De repente, oyó una voz suave detrás de él: "- Hola pequeño amigo ¿qué haces aquí?"Juan se dio la vuelta y vio a una serpiente gigante mirándolo fijamente.

Al principio, se asustó, pero luego se dio cuenta de que la serpiente no parecía hostil. "- Hola señora serpiente, estoy aquí para ver el árbol encantado", respondió Juan con valentía. La serpiente sonrió. "- Eres un niño muy valiente.

Pero este árbol ha sido dañado por los humanos que cortan sus ramas y extraen su savia sin cuidado. "Juan frunció el ceño.

"¿Cómo puedo ayudar?"La serpiente le explicó cómo podía curar al árbol encantado usando plantas medicinales de la selva amazónica y enseñándole a las personas de su aldea sobre la importancia de proteger los recursos naturales del bosque. Juan regresó a su hogar con nuevas habilidades y conocimientos para cuidar del bosque en el que vivían.

Con el tiempo, logró sanar al árbol encantado y devolverle su belleza natural.

Desde ese día en adelante, Juan se convirtió en un líder en su comunidad al enseñarles cómo proteger el medio ambiente y asegurarse de que todos trabajen juntos para mantener vivo el tesoro natural del bosque amazónico. Y así fue como Juan encontró algo más valioso que el árbol encantado: ¡la sabiduría de proteger lo que más amamos!

FIN.

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