El niño y el camarón
Había una vez un niño llamado Tomás, que vivía en un pequeño pueblo cerca del mar. Un día, mientras paseaba por la playa, vio un camarón atrapado entre unas rocas. El camarón estaba luchando por liberarse, pero no podía.
Tomás, conmovido por la situación, decidió ayudarlo. Con mucho cuidado, logró sacar al camarón de su aprieto. -¡Gracias, niño amable! -dijo el camarón con voz chillona. -No hay de qué, me alegra poder ayudarte -respondió Tomás.
A partir de ese momento, el camarón y Tomás se hicieron amigos. El camarón, llamado Carlitos, contó a Tomás que había perdido a su familia y que estaba buscando un nuevo hogar.
Tomás, quien siempre había deseado tener un amigo marino, le ofreció quedarse a vivir en un estanque que había construido en su patio. Carlitos aceptó emocionado. Con el paso de los días, la amistad entre Tomás y Carlitos creció cada vez más.
Carlitos le enseñaba a Tomás sobre la vida marina y le contaba historias emocionantes sobre sus aventuras en el océano. Tomás, a cambio, le enseñaba a Carlitos sobre la vida en tierra, la importancia de la amistad y el cuidado del medio ambiente.
Juntos, vivieron muchas aventuras, salvando animales marinos, limpiando la playa y aprendiendo el uno del otro. Sin embargo, una noche, una fuerte tormenta azotó el pueblo, inundando el estanque de Tomás y arrastrando a Carlitos hacia el mar.
Tomás lloró desconsolado, pensando que había perdido a su amigo para siempre. Pero, para su sorpresa, al día siguiente, Carlitos regresó con una gran noticia. -¡Tomás! ¡Encontré a mi familia gracias a ti! Quieren hacer de este pueblo su nuevo hogar y estar cerca de ti y de nuestra amistad.
Tomás no podía creerlo. Estaba emocionado de saber que Carlitos y su familia se quedarían con él. Desde ese día, Tomás y Carlitos vivieron felices, aprendiendo el uno del otro y cuidando juntos del mar y de la tierra.
La amistad entre el niño y el camarón se convirtió en un claro ejemplo de cómo la unión y el cuidado mutuo pueden traer alegría y bienestar para todos.
FIN.