El niño y el dragón de los sueños



Había una vez, en un pueblo encantado, un niño llamado Tomás. Tomás era un niño muy curioso y aventurero, a quien le encantaba explorar los rincones más misteriosos del lugar. Un día, mientras paseaba por el bosque, se encontró con un extraño dragón de brillante escama azul que parecía perdido. El dragón se llamaba Morfeo y le contó a Tomás que se había escapado de los sueños de una niña llamada Sofía. Resulta que Sofía tenía la habilidad de crear sueños mágicos, pero Morfeo logró escapar al mundo real gracias a un descuido de la niña.

Tomás decidió ayudar a Morfeo a encontrar el camino de regreso a los sueños de Sofía, pues sabía que la niña debía estar muy preocupada por su ausencia. Juntos emprendieron un viaje lleno de aventuras y desafíos, enfrentando peligrosas criaturas mágicas y resolviendo enigmas que los llevaron por senderos enigmáticos.

Durante su travesía, Morfeo le enseñó a Tomás sobre la importancia de la amistad, la valentía y la confianza en uno mismo. Mientras tanto, Tomás compartía sus conocimientos sobre el mundo real con Morfeo, como las maravillas de la naturaleza y la importancia de proteger el medio ambiente. Juntos, formaron un increíble equipo que era capaz de superar cualquier obstáculo que se les presentara.

Finalmente, después de atravesar grandes desafíos, Tomás y Morfeo lograron encontrar la puerta de regreso a los sueños de Sofía. Al despedirse, Morfeo le agradeció a Tomás por toda su ayuda y le prometió seguir visitándolo en sus sueños, permitiendo así que su amistad trascendiera los límites entre el mundo real y el mundo de los sueños.

Desde ese día, Tomás supo que las verdaderas amistades pueden surgir de las situaciones más inesperadas y que la magia de la amistad puede traspasar cualquier frontera, ya sea real o imaginaria.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!