El niño y el extranjero



Había una vez en un reino lejano, un hombre extranjero elegante que paseaba por los campos verdes y floridos. Todas las mujeres se quedaban anonadadas al verlo por su porte distinguido y su mirada misteriosa. Un día, el hombre extranjero decidió invitar a todas las mujeres del reino a una fiesta en su casa, con la condición de que solo asistieran mujeres. Las mujeres estaban emocionadas y se prepararon para la gran fiesta, pero una valiente mujer, llamada Catalina, decidió llevar a su hijo, Mateo, escondido debajo de su falda.

- 'Mamá, ¿por qué no puedo ir a la fiesta contigo?' preguntó Mateo con curiosidad.

- 'Es una fiesta solo para mujeres, hijo. Pero no te preocupes, te quedarás conmigo todo el tiempo', respondió Catalina con una sonrisa.

Cuando llegaron a la fiesta, las mujeres bailaban y reían, mientras el hombre extranjero las saludaba con cortesía. Mateo, desde su escondite, observaba todo con atención y notó algo extraño en el hombre. Sus ojos tenían un brillo diferente y su sonrisa escondía algo siniestro. Entonces, se dio cuenta de que era el mismísimo diablo disfrazado. Sin embargo, Mateo mantuvo la calma y decidió actuar con astucia.

- 'Mamá, me gustaría ir al jardín a recoger flores, ¿puedo?' dijo Mateo con voz dulce.

- 'Claro, hijo. Pero no te alejes demasiado', respondió Catalina.

Mientras recogía flores, Mateo encontró un espejo mágico que había escuchado en sus cuentos. Lo tomó y corrió hacia su madre para advertirle sobre la verdadera identidad del hombre extranjero.

- 'Mamá, mira esto. El hombre que nos invitó es el diablo', exclamó Mateo mostrándole el espejo.

Catalina miró el espejo y vio al diablo reflejado en él. Con valentía, decidió revelar la verdad a las demás mujeres y juntas idearon un plan para expulsar al diablo de su reino. Con ingenio y trabajo en equipo, lograron engañar al diablo y lo expulsaron de la fiesta, liberando así al reino de su malvado plan.

Desde ese día, Catalina y Mateo se convirtieron en héroes, enseñando a todos que la valentía, la astucia y la cooperación pueden vencer cualquier mal. El reino floreció en paz y las mujeres lo celebraron con fiestas donde todos eran bienvenidos, sin importar su apariencia o procedencia.

FIN.

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