El niño y el hada en el bosque
Había una vez un niño llamado Sans, que siempre se metía en problemas por desobedecer a su mamá. Un día, mientras jugaba en el jardín, Sans escuchó un susurro proveniente del bosque cercano.
Curioso, decidió adentrarse en él para ver de dónde venía ese misterioso sonido. Sin embargo, lo que Sans no sabía era que aquel bosque estaba lleno de monstruos temibles y peligrosos.
A medida que se internaba más y más en la espesura, los árboles parecían cobrar vida y las sombras se alargaban amenazadoramente. De repente, apareció ante él un pequeño hada de aspecto amable y dulce.
El hada le dijo a Sans: "¡Niño travieso! ¿No sabes que te has adentrado en un lugar muy peligroso? Deberías haber obedecido a tu mamá y quedarte en casa". Sans se sintió avergonzado por su mal comportamiento y asustado por los monstruos acechando entre los árboles.
Decidió hacer caso al consejo del hada y preguntarle cómo podía salir sano y salvo de aquel lugar. El hada sonrió con ternura y respondió: "Para sobrevivir aquí debes ser valiente pero también debes ser bueno.
Estos monstruos solo atacan a quienes hacen daño a los demás o no escuchan a sus padres". Con esas palabras resonando en su cabeza, Sans comenzó a tratar de ser amable con todos los seres vivientes del bosque; desde las mariposas hasta las ardillas e incluso los insectos.
Descubrió que, al hacerlo, los monstruos se mantenían a distancia y no le causaban ningún daño. Poco a poco, Sans fue aprendiendo sobre la importancia de ser un niño bueno y obediente.
Ayudaba a su mamá en las tareas del hogar, respetaba las normas y siempre trataba de hacer el bien a los demás. Con el paso del tiempo, Sans logró encontrar el camino de regreso a casa gracias al hada que lo había guiado en todo momento.
Al llegar, su mamá lo abrazó con alegría y le dijo: "Estoy orgullosa de ti por haber aprendido tu lección. Ahora sé que eres un niño bueno". Desde aquel día, Sans nunca más desobedeció a su mamá.
Aprendió que ser amable y obediente no solo evitaba problemas, sino que también hacía feliz a quienes lo rodeaban.
Y así, Sans vivió feliz junto a su familia recordando siempre las enseñanzas del bosque encantado y el hada amable que le mostró el camino hacia una vida llena de bondad y respeto hacia los demás.
FIN.