El niño y el pájaro dorado
Había una vez un niño llamado Juan que vivía en un pequeño pueblo. Juan era un amante de la naturaleza y especialmente le gustaba observar a los pájaros. Sin embargo, había un pequeño problema: su idea de disfrutar de los pájaros era cazarlos.
Una mañana, decidido a escapar de la escuela, Juan se adentró en el bosque en busca de su objetivo favorito. "Hoy será un gran día para cazar a esos pájaros"-, pensó mientras se adentraba en la espesura del bosque.
A medida que avanzaba, se maravillaba de los colores y sonidos de los pájaros que volaban a su alrededor. Pero, en la distancia, vio uno que lo dejó sin aliento. Era un hermoso pájaro dorado, brillando bajo la luz del sol. "Debo acercarme con cuidado"-, se dijo, intentando no asustarlo.
Juan se acercó sigilosamente, pero de repente se distrajo con el vuelo de un grupo de pájaros que pasaron volando. Entonces, se dio cuenta de que se había perdido. "Oh no, ¿dónde estoy?"-, exclamó asustado.
De pronto, un hombre mayor apareció entre los árboles. "Hola, pequeño, ¿estás perdido?"- preguntó el hombre, sonriendo amablemente.
"Sí, me escapé y ahora no sé cómo volver a casa"-, respondió Juan, con la voz temblorosa.
"No te preocupes. Te ayudaré a volver. Pero antes, ¿por qué no me cuentas qué te trajo al bosque?"- propuso el hombre.
Juan, un poco avergonzado, explicó su amor por la caza de pájaros. "Me gusta cazarlos porque son hermosos y quiero tener uno como mascota"-.
El hombre lo miró fijamente y dijo: "Los pájaros son criaturas maravillosas que nos inspiran con su belleza y libertad. Pero tienen que ser libres, Juan. Capturarlos no les hace justicia a su naturaleza"-.
"¿Pero qué pasaría si solo atrapo uno?"-, insistió Juan.
El hombre suspiró y continuó: "Imagina por un momento que te encierran en una jaula. Te privan de volar y ser libre. ¿No desearías volver a la naturaleza?"-
Juan pensó en la imagen del pájaro dorado volando libremente en el cielo. "Tienes razón. No me gustaría que me hicieran eso"-.
"Los pájaros deben ser admirados y respetados. Puedes disfrutar de ellos sin atraparlos, observando cómo vuelan y se comportan en su hábitat"-, sugirió el hombre. "Hay mucho que aprender de ellos"-.
"Nunca lo había visto así..."-, murmuró Juan, sintiéndose un poco avergonzado de su comportamiento. "Gracias por ayudarme y por enseñarme"-.
Finalmente, después de una agradable charla, el hombre condujo a Juan de vuelta al camino del pueblo. "Recuerda, la naturaleza es un regalo y debemos cuidarla"-, le dijo el hombre mientras se despedían.
Cuando Juan regresó a casa, tenía una nueva perspectiva sobre los pájaros. Al día siguiente, en vez de escaparse, decidió llevar su cuaderno de dibujo a la escuela y dibujar todos los pájaros que pudiera ver.
Con el tiempo, Juan se hizo conocido en su pueblo por su habilidad para dibujar pájaros. No solo dejó de intentar atraparlos, sino que también les enseñaba a otros niños sobre la importancia de proteger la naturaleza y a disfrutar de la belleza del mundo que los rodea.
Y así, Juan descubrió que admirar a los pájaros desde lejos le traía más alegría que tenerlos en una jaula. La libertad siempre fue y seguirá siendo el mejor regalo de todos.
FIN.