El niño y el Tiranosaurio
Había una vez un pequeño niño llamado Vitto, quien era muy curioso y aventurero. Un día, mientras exploraba el bosque cerca de su casa, se encontró con un enorme tiranosaurio rex.
Vitto estaba asustado al principio, pero rápidamente se dio cuenta de que el tiranosaurio rex estaba herido y necesitaba ayuda. Sin pensarlo dos veces, Vitto decidió ayudar al dinosaurio gigante. "¿Estás bien?", preguntó Vitto con valentía. El tiranosaurio rex gruñó débilmente en respuesta.
Vitto examinó las patas del tiranosaurio rex y descubrió que tenía una gran herida en la pata trasera. Sabía que necesitaba actuar rápido para salvar al dinosaurio. "No te preocupes", dijo Vitto tranquilizadoramente.
"Te ayudaré a caminar hasta mi casa para curarte". Con mucho esfuerzo, Vitto logró ayudar al tiranosaurio rex a levantarse y juntos comenzaron a caminar hacia la casa del niño.
Durante el camino, el tiranosaurio rex empezó a contarle historias fascinantes sobre su vida como rey de los dinosaurios. Mientras tanto, Vitto le enseñaba cosas interesantes sobre los humanos y cómo vivían en armonía con la naturaleza. Finalmente llegaron a la casa de Vitto.
La mamá del niño estaba sorprendida al verlos llegar juntos por lo que preguntó:"¡Vitto! ¿Cómo has conseguido un amigo tan grande?""Lo encontré herido en el bosque y lo traje aquí para curarlo", respondió orgullosamente Vitto.
La mamá de Vitto se unió a la misión y juntos curaron la herida del tiranosaurio rex. Durante ese tiempo, el dinosaurio gigante aprendió mucho sobre los humanos y cómo cuidar el medio ambiente. "Gracias por haberme ayudado", dijo el tiranosaurio rex antes de irse. "He aprendido mucho gracias a ustedes".
Desde ese día en adelante, Vitto y el tiranosaurio rex se convirtieron en grandes amigos y estuvieron siempre dispuestos a ayudarse mutuamente.
Juntos, aprendieron que no importa lo diferentes que puedan parecer dos seres vivos, siempre hay algo que pueden aprender uno del otro.
FIN.