El niño y la bicicleta


Había una vez un niño llamado Mateo, era muy tímido y le tenía miedo a montar bicicleta.

Siempre que veía a sus amigos pedalear y divertirse, sentía un nudo en el estómago y pensaba que era imposible para él hacer lo mismo. -¡No, no puedo! -se repetía a sí mismo cada vez que intentaba subirse a una bicicleta. Sus amigos lo animaban y le decían que no pasaba nada si se caía, pero Mateo no podía vencer ese miedo.

Un día, su abuelo le regaló una bicicleta roja. Al principio, Mateo solo la miraba con temor, pero su abuelo le recordó que algunas cosas en la vida requieren valentía y práctica.

Poco a poco, Mateo decidió intentarlo, con la ayuda de su abuelo. Al principio, se caía una y otra vez, pero cada vez que lo hacía, se levantaba con determinación. Su abuelo lo alentaba, le enseñaba a mantener el equilibrio y le recordaba lo importante que era no rendirse.

Con el tiempo, Mateo comenzó a sentirse más seguro y cada caída se convirtió en una lección. Un día, decidido y con el corazón latiendo fuerte, Mateo subió a su bicicleta y comenzó a pedalear.

Al principio, temblaba un poco, pero luego, algo mágico sucedió: comenzó a sentir la libertad de deslizarse por el camino. ¡Lo estaba logrando! Llegó a la esquina de su casa, donde estaban sus amigos.

Ellos lo vieron venir en su bicicleta y lo animaron con aplausos y sonrisas. Mateo tenía una enorme sonrisa en el rostro, se sentía orgulloso y feliz de haber vencido su miedo.

Desde ese día, Mateo disfrutó montando su bicicleta, explorando nuevos lugares y descubriendo que la valentía y la perseverancia pueden llevarte muy lejos.

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