El niño y los monstruos


Había una vez un niño llamado Mateo, a quien le encantaban los monstruos. Pasaba horas mirando películas de monstruos y leyendo libros sobre ellos. Siempre se preguntaba dónde podrían vivir esos seres tan asombrosos.

Un día, mientras estaba jugando en el bosque cerca de su casa, Mateo encontró una extraña cueva escondida entre los árboles. Sin pensarlo dos veces, decidió entrar para descubrir qué había dentro.

Al adentrarse en la cueva, se dio cuenta de que no era una cueva común y corriente. Una vez dentro, Mateo quedó maravillado al ver un mundo totalmente nuevo y mágico frente a sus ojos.

Era el lugar donde vivían los monstruos: un lugar lleno de colores vibrantes y criaturas fantásticas. De repente, apareció un pequeño monstruo llamado Maxi con grandes ojos amarillos y pelaje azul eléctrico. Se acercó a Mateo con curiosidad y le dijo: "¡Hola! ¿Quién eres tú?""Soy Mateo", respondió el niño emocionado.

"Siempre me he preguntado dónde viven los monstruos". Maxi sonrió y lo invitó a recorrer su hogar junto a él.

Mientras caminaban por aquel mundo mágico, Mateo pudo conocer a otros monstruos como Lila, una gigante amigable con garras rosadas; Lucas, un tímido pero valiente monstruo verde con escamas brillantes; y Lola, una terrorífica criatura púrpura con cuernos que resultó ser muy dulce.

A medida que Mateo se adentraba en la vida de los monstruos, descubría que no eran tan aterradores como parecían. Eran seres amables, divertidos y llenos de amor. Aprendió que cada uno tenía su propia historia y personalidad única.

Un día, mientras exploraban una montaña llena de cascadas mágicas, Maxi le contó a Mateo sobre un problema que tenían: un malvado cazador de monstruos estaba acechando su hogar. Los monstruos estaban asustados y necesitaban ayuda para protegerse. "No te preocupes", dijo Mateo decidido. "Yo los ayudaré a enfrentarlo".

Junto con sus nuevos amigos monstruos, Mateo ideó un plan para detener al cazador. Usaron su astucia y habilidades especiales para confundirlo y hacerle creer que el mundo de los monstruos era peligroso e inhóspito.

Finalmente, lograron convencer al cazador de que abandonara la idea de cazarlos y dejara en paz su hermoso hogar. Los monstruos celebraron junto a Mateo por haberlos salvado. Después de esa aventura emocionante, Mateo decidió compartir lo aprendido con el mundo exterior.

Escribió un libro sobre los monstruos y cómo son realmente: criaturas fascinantes con corazones amables. El libro se convirtió en todo un éxito y más personas comenzaron a conocer el maravilloso mundo donde viven los monstruos.

La gente comprendió que no debían juzgar por las apariencias y aprendieron a aceptar la diversidad. Mateo siempre recordaría aquel increíble viaje al mundo de los monstruos como una experiencia que cambió su vida.

Aprendió a no temerle a lo desconocido y a valorar la amistad y el amor en todas sus formas. Y así, Mateo siguió adelante, conociendo nuevas aventuras y compartiendo historias inspiradoras sobre los monstruos que vivían en ese lugar mágico.

Porque al final del día, todos somos un poco monstruos y eso es lo que nos hace especiales.

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