El nuevo comienzo de Lucas
Era un lindo día de primavera cuando Lucas llegó a su nuevo colegio. Era su primer día de 5º de primaria, y con él venía una mezcla de emoción y nervios. Al ser un chico más bien tímido, Lucas había tenido pocos amigos en su antigua escuela, y esperaba que este cambio fuera para mejor.
Cuando llegó al colegio, se encontró con un gran patio lleno de niños que jugaban y reían. Lucas se quedó parado un momento, observando y recordando lo que había sentido en su antigua escuela. Justo en ese instante, un chico de su edad se le acercó.
"Hola, soy Joaquín. ¿Sos nuevo por acá?" - preguntó Joaquín con una sonrisa.
"Sí, me llamo Lucas" - respondió tímidamente, moviendo los ojos de un lado a otro.
Joaquín lo miró con curiosidad.
"No te preocupes, todos somos nuevos en algún momento. Vení, te presento a mi grupo."
Lucas sintió un alivio inmenso y, junto a Joaquín, empezó a caminar hacia un grupo de niños que estaban jugando al fútbol. Sin embargo, el balón se les escapó y terminó en un arbusto cercano. Todos comenzaron a reírse mientras Joaquín exclamaba:
"¡Qué golazo! Mirá, Lucas, ¡es tu momento! ¡Mostranos tus habilidades!"
La idea de jugar al fútbol lo asustaba un poco, ya que nunca había sido muy bueno. Pero miró a sus nuevos compañeros sonriendo y se sentía seguro al lado de Joaquín.
"¿Y si soy un desastre?" - preguntó Lucas con una leve voz.
"No importa, lo importante es divertirse. Vamos, dale!" - lo alentó Joaquín.
Juntos, jugaron un rato, y Lucas se dio cuenta de que a pesar de que no era un experto, se estaba divirtiendo. Tras la primera clase, Joaquín lo invitó a formar parte de su equipo en el próximo partido del patio. Lucas no lo podía creer,
"¿De verdad?" - preguntó sorprendido.
"Claro, ¡seremos los mejores!" - respondió Joaquín emocionado.
Con el pasar de los días, Lucas se sintió más cómodo. Hizo nuevos amigos y se unió a varios grupos, incluso a uno donde estaban organizando una obra de teatro. Aunque al principio estaba nervioso, decidió audicionar para el papel principal.
"Lucas, ¿en serio querés hacerlo?" - preguntó una niña llamada Ana, con una mezcla de admiración y sorpresa.
"Sí, creo que puedo intentar. Solo tengo que ser valiente" - respondió Lucas con una sonrisa.
Finalmente, llegó el día de la audición. Mirando a sus amigos a su alrededor, respiró hondo y subió al escenario. Tras una representación llena de risa y emoción, todos aplaudieron de pie, y Lucas se sintió increíblemente orgulloso.
Una semana después, el tal partido de fútbol finalmente llegó. El equipo de Lucas no solo jugó bien, sino que también se divirtieron al máximo. El marcador terminó 5-2 a favor de su equipo.
"¡Lo hicimos! ¡Lucas, sos un genio del fútbol!" - gritó Joaquín al final del partido.
Lucas sonrió mientras pensaba que no solo había encontrado amigos, sino también se había aventurado a hacer cosas que nunca imaginó que podría. Un día, tras la clase de jardinería que tenían, Lucas sintió que era momento de compartir sus pensamientos con sus amigos.
"Chicos, gracias por hacerme sentir parte de este grupo. Nunca pensé que podría tener amigos tan geniales” - dijo con una sonrisa En ese momento todos se miraron entre sí.
"¡Porque sos genial, Lucas!" - dijo nuevamente Ana.
"Sí, el fútbol no sería igual sin vos" - dijo otro compañero.
La conexión que Lucas había formado con sus nuevos amigos lo hizo darse cuenta de que su vida había cambiado para mejor. Confiado y feliz, decidió que siempre estaría dispuesto a probar cosas nuevas, sin importar cuánto miedo le dieran.
Así, Lucas aprendió que con un poco de valentía y un buen grupo de amigos, cualquier nuevo comienzo puede ser el inicio de aventuras inolvidables. Desde ese día, siempre que Lucas miraba hacia atrás, ya no se sentía solo, sino agradecido por la vida que había construido y por las amistades que encontró en el camino.
FIN.