El Número 7 y la Lección del Respeto
Había una vez un número muy divertido y travieso llamado 7. Siempre estaba buscando nuevas formas de entretenerse, pero sus travesuras le traían más problemas que risas. Sus amigos, los otros números, estaban cansados de sus juegos que a veces se volvían un poco molestos.
Un día, mientras 7 estaba jugando en el parque de los números, decidió hacer una broma. "¡Vamos a hacer que todos los números se confundan!"- dijo 7, y se puso a mezclar las cartas de los números en el deck de juegos. Cuando los demás números llegaron a jugar, se dieron cuenta de que sus cartas estaban desordenadas.
"¡7! No podés hacer eso. No es divertido para nosotros"- dijo el número 5, algo enojado.
7, en lugar de disculparse, solo se rió. "¡Ay, no seas aguafiestas!"- contestó. Sin embargo, ese día, lo que 7 no sabía, era que pronto aprendería una valiosa lección.
Al rato, 7 quería jugar a las escondidas, pero esta vez, no le gustaba que lo encontraran tan rápido. Entonces decidió ocultarse detrás de un árbol grande y frondoso. Pero se distrajo mirando unas mariposas y se quedó ahí jugando y riendo solo. Cuando los demás números comenzaron a buscarlo, se volvieron un poco preocupados.
"7, ¿dónde estás?"- gritaba el número 2.
No hubo respuesta. Ellos miraron debajo de los arbustos, detrás de las rocas, pero 7 seguía escondido y no podía escuchar su preocupación porque se estaba divirtiendo demasiado.
Pasó el tiempo y comenzó a oscurecerse. Un viento fresco sopló y, de repente, 7 sintió un poco de miedo. "¿Dónde están mis amigos?"- murmuró 7, dándose cuenta de que en su afán de hacerles bromas y jugar solo, había olvidado lo importante que era el compañerismo.
De pronto, 7 escuchó una voz: "¿7?"- era el número 1, que había venido a buscarlo.
"¡Estás aquí! Nos asustaste a todos. Te hemos estado buscando por un montón de tiempo"- le dijo 1 con preocupación.
7, al ver a su amigo, sintió una mezcla de alivio y vergüenza. "Lo siento, amigos. Solo quería divertirme, pero ahora entiendo que no está bien preocupar a los demás por mis travesuras"- dijo 7, sinceramente arrepentido.
Los amigos de 7 sonrieron y lo abrazaron. "No te preocupes, 7. A veces, todos necesitamos un recordatorio de que la diversión se disfruta más cuando la compartimos. Siempre vamos a estar aquí para jugar contigo"- dijo el número 3.
Desde ese día, 7 aprendió a ser un amigo más atento. Comenzó a pensar antes de actuar y a considerar los sentimientos de los demás. Ya no hacía bromas sin pensar y disfrutó mucho más del tiempo con sus amigos, creando juntos juegos que a todos les gustaban.
Y así, el número 7 se convirtió en el número más querido y respetado por todos, ya que había aprendido que la verdadera diversión está en compartirla con quienes queremos.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.