El oasis verde de los cinco amigos


En una ciudad sin árboles ni plantas, donde los edificios altos y grises dominaban el paisaje, vivían cinco amigos: Tomás, Sofía, Mateo, Valentina y Juan.

Ellos jugaban juntos todos los días en las calles de concreto sin saber lo que era un espacio verde. Un día, mientras paseaban por la ciudad, encontraron a un anciano sentado en un banco. Tenía arrugas en su rostro y una mirada sabia que invitaba a escuchar sus palabras.

Los niños se acercaron con curiosidad y le preguntaron:- ¿Qué es un espacio verde? El anciano sonrió y les contó sobre los parques llenos de árboles, flores y animales; lugares donde la naturaleza crece libremente y las personas pueden disfrutar del aire fresco y la tranquilidad.

Los niños escuchaban maravillados, nunca habían imaginado algo así. Decidieron investigar más sobre los espacios verdes e hicieron un plan para traer uno a su ciudad.

Comenzaron sembrando pequeñas semillas en macetas en el balcón de la casa de Tomás. Cuidaban las plantas con amor, regándolas todos los días y observando cómo crecían poco a poco. Un mes después, las semillas se convirtieron en hermosas plantas verdes que alegraban el balcón de Tomás.

Los niños estaban felices con su logro pero querían más. Entonces pidieron ayuda a sus vecinos para crear un jardín comunitario en un terreno abandonado cerca de sus casas.

Con esfuerzo y trabajo en equipo, limpiaron el lugar, sembraron árboles frutales y flores de colores. Pronto el terreno baldío se transformó en un hermoso jardín lleno de vida. Los pájaros cantaban entre las ramas verdes y las mariposas revoloteaban alrededor de las flores.

La noticia del jardín comunitario se extendió por toda la ciudad y pronto más personas se sumaron al proyecto. Juntos construyeron parques con juegos para niños, senderos para caminar rodeados de árboles frondosos e incluso una huerta donde cultivar alimentos frescos.

Los cinco amigos descubrieron que los espacios verdes no solo hacían hermosa a la ciudad sino que también eran fundamentales para mantener el equilibrio del medio ambiente y proporcionar oxígeno limpio para respirar.

Desde ese día, cada vez que pasaban por su jardín comunitario recordaban al anciano sabio que les enseñó sobre la importancia de la naturaleza.

Y así, gracias a su esfuerzo conjunto, lograron convertir su gris ciudad en un lugar lleno de vida y color donde todos podían disfrutar de la belleza de los espacios verdes.

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