El ogro amable y la princesa valiente



Había una vez, en un lejano reino llamado Argentilandia, un ogro llamado Don Ogrito. A pesar de su apariencia imponente y su gran tamaño, Don Ogrito era un ser amable y noble que siempre buscaba ayudar a los demás.

Un día, mientras exploraba el bosque encantado, Don Ogrito escuchó llantos provenientes de una torre cercana. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia allí para descubrir qué ocurría.

Al llegar a la base de la torre, vio a una hermosa princesa llamada Rosalinda atrapada en lo alto. "¡Ayuda! ¡Por favor, sálvame!"- gritó la princesa desesperada. Don Ogrito se dio cuenta de que la torre estaba protegida por un feroz dragón llamado Drako.

El valiente ogro sabía que debía enfrentarse al peligroso reptil para rescatar a Rosalinda. Con determinación y astucia, ideó un plan para distraer al dragón mientras subía hasta la cima de la torre.

"Drako, amigo mío ¿no te gustaría tener una novia? Quizás podrías encontrar amor verdadero en otro lugar"- propuso Don Ogrito con voz amigable. El dragón quedó sorprendido por las palabras del ogro. Nunca antes había considerado esa posibilidad.

Decidió pensar en ello y aplazar cualquier decisión sobre casarse con Rosalinda. Mientras tanto, el valiente ogro escalaba rápidamente hacia la cima de la torre utilizando sus habilidades especiales. Cuando finalmente llegó al cuarto de Rosalinda, la princesa estaba llena de gratitud y emoción.

"¡Oh, Don Ogrito! ¡Gracias por salvarme! Estaba segura de que nunca saldría de esta torre"- exclamó Rosalinda con alivio. Don Ogrito sonrió y respondió: "No hay nada que un buen ogro no pueda hacer. Ahora debemos bajar rápidamente antes de que Drako cambie de opinión".

Ambos descendieron por la torre con cautela, asegurándose de no llamar la atención del dragón. Una vez a salvo en el suelo, se despidieron amigablemente y cada uno siguió su camino.

A partir de ese día, Don Ogrito se convirtió en un héroe legendario en Argentilandia. La gente lo admiraba por su valentía y generosidad. Pero el ogro sabía que aún había más aventuras esperándolo.

Mientras tanto, Rosalinda regresó al castillo donde vivía con sus padres, el rey y la reina. Les contó sobre su rescate emocionante y cómo un ogro bondadoso le había salvado la vida.

El rey quedó tan impresionado por las acciones heroicas de Don Ogrito que decidió organizar una fiesta en honor al ogro valiente. En la fiesta del castillo, todos celebraron alegremente junto a Don Ogrito. Los músicos tocaban melodías festivas y los invitados bailaban felices. Fue una noche mágica para recordar.

Desde aquel momento, los niños del reino aprendieron una valiosa lección: nunca juzgar a alguien solo por su apariencia. Don Ogrito demostró que la bondad y el coraje pueden encontrarse en los lugares más inesperados.

Y así, la historia de Don Ogrito y su valiente rescate se convirtió en un cuento popular que se contaba de generación en generación, inspirando a todos a ser amables y compasivos con los demás.

FIN.

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