El Ogro Valiente


Había una vez un ogro llamado Óscar que vivía en un oscuro y solitario pantano. Aunque era grande y temible, tenía un corazón tierno y soñaba con encontrar el amor verdadero.

Un día, mientras caminaba por los alrededores del pantano, Óscar escuchó risas alegres. Siguiendo el sonido, encontró a una hermosa princesa llamada Lucía viajando en un coche de caballos tirado por cinco ranas azules. Quedó instantáneamente enamorado de ella.

- ¡Oh princesa Lucía! ¿Me permitirías acompañarte en tu viaje por París? - preguntó Óscar tímidamente. La princesa se sorprendió al ver al ogro tan amable y educado. - Bueno... supongo que no hay problema - respondió Lucía con cautela. Y así comenzaron su aventura juntos.

Mientras recorrían las calles de París, la gente se quedaba boquiabierta al ver a la pareja tan peculiar. Algunos se reían, otros murmuraban cosas desagradables, pero ellos no les prestaban atención y seguían disfrutando de su compañía mutua.

A medida que pasaba el tiempo, Óscar demostraba ser valiente y protector con Lucía. Salvó gatos atrapados en árboles altos, luchó contra malvados ladrones e incluso rescató a un perrito perdido en medio del tráfico parisino.

La gente empezó a darse cuenta de que el aspecto exterior no siempre refleja quién es realmente una persona. Sin embargo, había algo más que preocupaba a Óscar.

Sabía que tarde o temprano, Lucía se daría cuenta de su apariencia y podría asustarse. Una noche, mientras paseaban por los jardines de la Torre Eiffel, Óscar decidió contarle a Lucía su mayor secreto. - Princesa Lucía, tengo algo importante que decirte - dijo Óscar con voz temblorosa.

- ¿Qué pasa, Óscar? Puedes confiar en mí - respondió Lucía con una sonrisa cálida. Entonces, el ogro reveló su verdadera forma ante la princesa. Pero para sorpresa de Óscar, ella no se asustó ni mostró repulsión.

En cambio, le tomó la mano y lo miró a los ojos con ternura. - Óscar, tu apariencia no importa para mí. Lo que realmente importa es cómo tratas a los demás y cómo me haces sentir.

Eres valiente y generoso, y eso es lo que más valoro en una persona - expresó Lucía sinceramente. Óscar estaba abrumado por las palabras de la princesa. Por primera vez en su vida, se sintió amado y aceptado tal como era.

A partir de ese momento, Óscar y Lucía continuaron su viaje por París sin preocuparse por las opiniones negativas de los demás. Juntos descubrieron lugares mágicos como el Louvre y Montmartre, disfrutando cada instante de felicidad compartida.

Esta historia nos enseña que el amor verdadero va más allá de las apariencias físicas. Es saber ver más allá del exterior y valorar las cualidades internas de una persona.

Además, nos muestra la importancia de ser auténticos y aceptarnos a nosotros mismos tal como somos. Y así, Óscar y Lucía vivieron felices para siempre, demostrando que el amor puede superar cualquier obstáculo, incluso aquellos que parecen imposibles de vencer.

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