El ogro valiente y la princesa dormilona



Había una vez en un reino lejano, una hermosa princesa llamada Sofía, que estaba atrapada en un alto castillo. Sofía había sido hechizada por un malvado dragón llamado Tirano, que la mantenía bajo un profundo sueño mágico. Los aldeanos estaban tristes y desesperanzados porque nadie podía acercarse al castillo sin ser atrapado por el fuego del dragón.

Un día, un ogro llamado Bruno, conocido por su gran corazón y su valentía, decidió que era hora de hacer algo. "Voy a rescatar a la princesa y liberarla de este maleficio"-, dijo con determinación. La gente del pueblo le hacía palmas.

Bruno se acercó al castillo y, al llegar, vio al dragón volando sobre la torre. "¡Eso no me detendrá!"-, murmuró mientras buscaba un plan. Bruno sabía que el dragón era fuerte, pero también era un poco torpe. Tenía que usar su inteligencia.

En ese momento, Bruno tuvo una idea brillante. Comenzó a lanzar piedras al aire, haciendo ruido para llamar la atención del dragón. "¡Hola, Tirano!"-, gritó, "ven aquí, soy el ogro más feo que hayas visto!"-

El dragón, curioso y algo molesto por la interrupción, bajó volando hacia él. "¿Qué quieres, ogro? ¿No sabes que este castillo es mío y que tengo una princesa encantada?"-, rugió el dragón. "Sí, lo sé, pero no me gusta tu actitud. No deberías mantenerla así, ¡eso no es justo!"- replicó Bruno.

El dragón se rió. "¿Y tú qué vas a hacer?"-

"Voy a desafiarte a un juego!"- propuso Bruno. "Jugaremos a ver quién puede hacer el mejor truco. Si ganas, me iré, pero si yo gano, tendrás que dejar libre a la princesa ya que ganó un ogro más ingenioso que un dragón malvado"-.

El dragón, lleno de orgullo, aceptó el desafío. Comenzaron con algunos trucos. Tirano voló en círculos, lanzó fuego y mostró su poder. Bruno decidió hacer algo inesperado. Se puso a bailar con movimientos torpes, haciendo reír a los pájaros y animales del bosque. El dragón empezó a perder la compostura.

"¡Soy el rey de la risa!"-, exclamó Bruno mientras zapateaba. Cada vez que el dragón se reía, el hechizo sobre Sofía se iba debilitando. Finalmente, Tirano se rió tanto que, en un momento de descuido, se cayó de su nube de orgullo.

"¡No puedo hacer eso!"- dijo el dragón, entre risas, mientras se quitaba las lágrimas de los ojos.

"¡Ganaste!"-

Bruno sonrió. "Ahora, según nuestras reglas, debés liberar a la princesa"-.

El dragón, sintiéndose un poco avergonzado, hizo un gesto con la cabeza. "Está bien, está bien, si eso es lo que quiere un ogro, ahí va"- dijo mientras volaba hacia la habitación de Sofía.

Y así fue que Tirano lanzó un hechizo hacia la princesa, disipando el sueño en el que había estado atrapada. Sofía despertó y miró a su alrededor sorprendida. "¿Qué ha pasado?"- se preguntó.

Bruno entró corriendo y se presentó. "Soy Bruno, el ogro que te ha rescatado"-.

"¿Un ogro?"- exclamó Sofía, aún entusiasmada por lo sucedido. "Pero eres tan valiente y divertido, ¡gracias!"-

La princesa le sonrió, y el dragón, aunque avergonzado, también sonrió. "Nunca pensé que un ogro podría ser tan ingenioso"-.

"Volvamos al pueblo, donde todos estarán felices"-, dijo Sofía con emoción.

Y así, Sofía y Bruno, junto con un dragón que ya no era tan malvado, regresaron al pueblo. Se dieron cuenta de que la verdadera fuerza no está solo en los músculos o en el fuego, sino también en la inteligencia y el corazón.

Desde ese día, el ogro se convirtió en héroe del pueblo, y todos jugaron juntos, aprendiendo que a veces lo menos esperado puede ser lo más valioso. Y así, vivieron felices, recordando que la valentía y la amistad pueden cambiar el rumbo de las historias más inesperadas.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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