El Ogro Verde y los Cinco Amigos



Había una vez en un bosque frondoso, un ogro verde llamado Grulón. Su piel era de un verde brillante, y tenía una gran sonrisa, aunque los animales del bosque lo temían un poco debido a su apariencia. Un día, mientras Grulón recogía flores para decorar su cueva, se encontró con cinco chicos que exploraban el bosque. Cuando los chicos vieron al ogro, se asustaron y comenzaron a correr brincando y gritando.

- ¡Mirá, un ogro! - gritó Lucas, el más valiente del grupo.

- ¡Hay que salir de aquí! - dijo Sofía, mientras corría.

- ¡No se asusten! - intentó gritar Grulón, levantando sus manos en señal de paz, pero los chicos estaban demasiado asustados para escuchar.

Grulón decidió no perseguirlos. En vez de eso, se sentó en un tronco y pensó en lo que había pasado. - ¿Por qué todos huyen de mí? - se preguntó.

Pasaron unos minutos y los chicos, que creían que habían huido a una distancia segura, se detuvieron bajo un árbol para descansar.

- Eso fue horrible, pensé que me moría del miedo - dijo Clara, todavía temblando.

- Pero tal vez no es tan malo - sugirió Tomás, el más pequeño. - Es un ogro, pero podría ser amable, ¿no?

Los chicos comenzaron a discutir. Mientras tanto, Grulón, que había escuchado su conversación, decidió intentar hacerles ver que no era un monstruo.

- ¡Hola, chicos! - llamó, intentando sonar lo más amigable posible.

Los chicos se miraron entre ellos, nerviosos.

- ¿Es... es seguro acercarse? - preguntó Sofía, un poco más tranquila.

- Sé que mi aspecto puede dar miedo, pero no quiero hacerles daño - dijo Grulón, sonriendo ampliamente. - Me encanta jugar y compartir aventuras, sólo quiero amigos.

Desconcertados, los chicos comenzaron a acercarse un poco más.

- ¿De verdad? - preguntó Lucas, que aún tenía dudas.

Grulón asintió con la cabeza y les ofreció algunas de las flores que había recogido.

- ¿Quieren flores? Las recolecté para hacer un ramo especial.

Poco a poco, la curiosidad de los chicos fue reemplazando el miedo.

- Bueno, supongo que podríamos intentarlo - dijo Clara con una sonrisa tímida.

Los chicos se acercaron más y aceptaron las flores.

- ¿Nos contarías sobre tus aventuras en el bosque? - preguntó Sofía, cada vez más interesada.

Grulón comenzó a hablarles sobre todas las cosas maravillosas que había visto en el bosque. Les contó sobre los ciervos que ayudó a salvar, la vez que un pájaro se perdió y él lo guió a casa, e incluso las veces que encontró el camino para ayudar a otros animales.

- A veces, la gente me juzga por mi apariencia - admitió Grulón. - Pero siempre trato de ser amable y ayudar.

Los chicos se dieron cuenta de que Grulón no era un ogro malo.

- Creí que los ogros eran lo peor - dijo Tomás, mientras le daba una flor a Grulón.

- Yo también - agregó Clara, sonriendo. - ¡Pero estás lleno de sorpresas!

A partir de ese día, Grulón se convirtió en el mejor amigo de los chicos. Juntos, exploraban el bosque, jugaban a las escondidas y compartían historias.

El miedo inicial de los chicos se convirtió en una hermosa amistad, y Grulón les enseñó que nunca hay que juzgar a alguien por su apariencia, sino por sus acciones y su corazón.

Así, el ogro verde y sus cinco amigos vivieron muchas aventuras conjuntas, demostrando que la amistad puede florecer en los lugares más inesperados.

FIN.

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