El olvido de Pancho


Había una vez una pareja de burros llamados Pancho y Lola. Ellos vivían en un campo verde y hermoso, rodeado de árboles frutales y pasturas verdes. Estaban muy emocionados porque pronto iban a tener un hijo burro.

Un día, mientras paseaban por el campo, se encontraron con unas deliciosas pasturas verdes y empezaron a comer sin parar. Comieron tanto que después no podían saltar el cerco para volver a su casa.

Pancho le dijo a Lola:"¿Qué vamos a hacer? No podemos saltar el cerco para volver". Lola pensó por un momento y luego dijo:"No te preocupes, Pancho. Buscaremos nuevos horizontes para seguir comiendo y engordar.

"Pancho estaba emocionado ante la idea de explorar nuevos lugares llenos de comida deliciosa, así que comenzaron su aventura. Caminaron durante horas hasta que llegaron a un lugar aún más hermoso que su campo original.

Había ríos cristalinos, montañas majestuosas y más pasturas verdes que nunca habían visto antes. Pancho estaba tan feliz comiendo todo lo que quería que se olvidó completamente de regresar a casa con Lola. Mientras tanto, Lola había estado buscando desesperadamente a su compañero pero no pudo encontrarlo en ninguna parte.

Después de varios días sola en ese lugar desconocido, Lola decidió buscar ayuda. Encontró una manada de caballos amables y les explicó su situación. Los caballos entendieron la situación de Lola e inmediatamente decidieron ayudarla.

Con sus fuertes patas levantaron el cercado donde estaban los burros y los liberaron de su encierro. Finalmente, Pancho y Lola se reunieron, se abrazaron y lloraron de alegría.

Se dieron cuenta de que la aventura no siempre era lo mejor y que el amor y la amistad son lo más importante para estar felices. A partir de ese momento, Pancho y Lola aprendieron a valorar lo que tenían en casa.

Agradecidos por haber sido rescatados por sus amigos caballos, prometieron ser más responsables en el futuro y nunca perderse el uno al otro nuevamente. Desde entonces, vivieron felices juntos en su campo verde rodeado de árboles frutales y pasturas verdes.

Y aunque a veces sentían curiosidad por explorar nuevos lugares, sabían que nada podía reemplazar la seguridad del hogar con aquellos que aman.

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