El Orgullo de Niño



En un pequeño pueblo de Venezuela, vivía un niño llamado Niño. Tenía una sonrisa brillante y un corazón que latía con alegría cada vez que pensaba en su tierra. Niño era un gran amante de la naturaleza, y siempre soñaba con que el mundo conociera la belleza de los paisajes que lo rodeaban.

Un día, mientras caminaba por la playa de aguas cristalinas y arena suave, se le ocurrió una idea brillante.

"¡Tengo que mostrarle al mundo lo precioso que es mi país!" - exclamó Niño, emocionado.

Entonces, corrió a su casa y reunió a sus mejores amigos: Lila, Osito y Tico.

"¡Chicos! - les dijo con una gran sonrisa - vamos a crear un video sobre Venezuela! Necesitamos mostrarle a todos nuestros paisajes, la comida riquísima y la música que nos hace bailar. ¿Qué dicen?"

"¡Sí!" - gritaron al unísono, listos para ayudar a su amigo.

Días después, decidieron recorrer el país en una aventura. Primero, fueron a la playa donde ellos siempre jugaban.

"¡Miren estas aguas color turquesa!" - dijo Lila, mientras chapoteaba. "Es como si el mar estuviera hecho de piedras preciosas".

La cámara de Tico no paraba de grabar, y todos se reían al ver la felicidad reflejada en sus rostros. Luego, se dirigieron a la montaña de Roraima, donde las nubes parecían acariciar la cima.

"¡Esto es mágico!" - exclamó Osito, mirando hacia arriba.

Mientras filmaban, decidieron hacer una pequeña pausa para comer. Niño sacó un paquete de pastelitos de papa que su mamá había hecho.

"Es nuestra comida favorita, no pueden dejar de probarlo!" - dijo Niño mientras compartía los pastelitos.

"¡Mmm! Están riquísimos!" - dijo Lila mientras disfrutaba de cada bocado. "¿Cómo se hacen?"

"Es un secreto de familia, pero prometo que un día les enseñaré" - respondió Niño con una sonrisa pícara.

Después de un día lleno de diversión, decidieron ir a la plaza del pueblo a grabar un vídeo sobre la música venezolana.

"Vamos a bailar gugüero!" - dijo Tico emocionado.

Con un par de maracas y un cuatro que se había traído de su casa, empezaron a bailar al ritmo de la música que sonaba en el aire.

Al verlos a todos bailar y reír, un grupo de turistas que pasaba se unió a la fiesta.

"¡Esto es increíble!" - exclamó una turista "¿Pueden enseñarnos a bailar?"

"¡Claro! - dijo Niño, mientras tomaba la mano de la turista - ¡Todos a bailar!"

La plaza se llenó de risas y alegría, y en ese momento Niño sintió que su sueño se había cumplido. No solo estaban compartiendo su hermosa cultura, sino que estaban creando lazos con personas de todo el mundo.

Con el video terminado, decidieron subirlo a las redes sociales.

"¡Haz clic aquí para ver la belleza de Venezuela!" - gritó Tico, mientras todos posaban frente a la cámara.

El video se volvió viral y pronto personas de otros países comenzaron a hablar sobre sus paisajes, su comida y su música.

Un día, mientras Niño y sus amigos estaban en la plaza, una mujer se acercó a ellos.

"Soy de España y vi su video. ¡Quiero visitar Venezuela y conocer más sobre su cultura!"

"¡Sí! - respondió Niño con entusiasmo - y no solo eso, ¡te enseñaremos a bailar!"

Así fue como, a través de su amor por su país, Niño y sus amigos lograron conectar un mundo lleno de sonrisas, colores y abrazos.

FIN.

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