El osito cariñosito y las verduras mágicas
Había una vez en el bosque de la Patagonia, un osito cariñosito llamado Benito. Benito era un osito muy especial, siempre estaba dispuesto a ayudar a sus amigos y a compartir su miel, pero tenía un gran problema: no quería comer verduras.
Todas las noches, cuando su mamá osa le preparaba una ensalada de verduras, Benito ponía caras largas y decía: -¡No quiero comer esas cosas verdes, mamá! ¡Quiero comer miel y mermelada!
Un día, Benito conoció a la conejita Sabrina, quien le contó sobre las verduras mágicas que crecían en un jardín encantado en lo profundo del bosque. -Estas verduras son especiales, Benito. ¡Te darán fuerzas, energía y muchos superpoderes! -le dijo Sabrina con entusiasmo.
Intrigado por la idea de obtener superpoderes, Benito decidió partir en busca del jardín encantado. En su viaje, se encontró con el zorrito Tito, quien le advirtió sobre los peligros del bosque. -No te preocupes, yo soy valiente y puedo cuidarme solo -respondió Benito con determinación.
Finalmente, después de sortear varios obstáculos, Benito llegó al jardín encantado. Allí descubrió plantas gigantes que brillaban con colores llamativos y desprendían un delicioso aroma. Sin dudarlo, probó un pedacito de zanahoria mágica y, al instante, sintió una energía increíble recorrer su cuerpo. Después, probó un trozo de brócoli mágico y notó que su vista se volvía más nítida.
Lleno de emoción, Benito recogió un poco de cada verdura mágica y regresó al bosque. Al día siguiente, durante la cena, Benito le mostró a su mamá osa las verduras mágicas y le explicó cómo habían aumentado sus energías y habilidades. Impresionada, su mamá le dijo: -¡Vaya, Benito! Parece que encontraste el secreto de las verduras. Desde ese día, Benito se convirtió en un osito cariñosito que disfrutaba comer sus verduras mágicas y se sentía muy fuerte y saludable.
Moraleja: Con determinación y curiosidad, podemos descubrir cosas maravillosas y aprender a disfrutar de lo que es bueno para nosotros.
FIN.