El Osito Perdido
Había una vez un osito muy juguetón y curioso llamado Benito, que vivía en el bosque con su familia. Un día, mientras jugaba, Benito decidió alejarse un poquito del lugar donde solía estar con su mamá, su papá y sus hermanitos, sin decirles adiós ni pedir permiso. Con su pequeña nariz curiosa, comenzó a explorar los alrededores del bosque. Pero, sin darse cuenta, se adentró tanto en el bosque que se perdió.
Asustado y confundido, Benito comenzó a llorar. Pero de repente, escuchó una vocecita que le preguntó: "¿Estás perdido, amiguito?". Era un simpático conejito que se acercó corriendo hacia él. "Sí, estoy perdido, no encuentro a mi familia", respondió Benito con voz temblorosa. El conejito le ofreció su ayuda y juntos empezaron a buscar a la familia de Benito. En el camino, se encontraron con una familia de pajaritos y un zorrito que se unieron a la búsqueda.
Después de recorrer varios caminos, encontraron a un mapache muy sabio que les dijo que la familia de Benito estaba al otro lado del gran árbol. Con mucha alegría y emoción, todos corrieron hacia ese lugar y, finalmente, Benito reencontró a su familia. Todos estaban muy preocupados, pero al ver a Benito a salvo, lo abrazaron con muchísimo amor. Benito les pidió disculpas por no haberles hecho caso antes, y prometió nunca más alejarse sin permiso. Desde ese día, Benito aprendió a ser más obediente y a valorar la importancia de escuchar a su familia.
Y así, entre abrazos y risas, todos regresaron felices a su hogar. Benito se dio cuenta de que, aunque a veces queramos explorar solitos, siempre es mejor hacerlo con la compañía y el amor de nuestra familia y amigos.
FIN.