El osito travieso y el oficial amigo
Era un hermoso día de primavera en el bosque. Los pájaros cantaban y los árboles estaban llenos de flores. Uno de los habitantes más traviesos del bosque era un pequeño osito llamado Tomi. Tomi siempre estaba lleno de energía y curiosidad. Su mamá, la señora Osa, solía decirle:
"Tomi, ten cuidado y no te alejes demasiado. Siempre quédate cerca de mí."
Pero Tomi, que tenía un espíritu aventurero, no hacía mucho caso. Un día, mientras paseaban por el bosque, su madre se detuvo a recoger unas moras.
"Mmm, qué ricas moras. Voy a comer algunas", dijo la señora Osa.
Tomi, intrigado por unas mariposas que danzaban a lo lejos, decidió seguirlas sin decirle nada a su mamá.
"¡Mira qué lindas son!", pensó Tomi, mientras corría hacia las mariposas.
Pero, por más que corrió, las mariposas se alejaron y lo llevaron lejos, muy lejos de su mamá. Cuando finalmente se detuvo y se dio cuenta de que no sabía cómo volver, el corazón le palpitó rápido.
"¡Mamá!", gritó, pero sólo el eco de su voz le respondió.
Ahora, Tomi estaba asustado. Miró a su alrededor, todo le parecía extraño y desconocido. Mientras intentaba recordar el camino, se dio cuenta de que estaba perdido.
"¿Qué haré?", murmuró Tomi, con lágrimas en los ojos.
En ese instante, recordó lo que su madre siempre le decía:
"Si alguna vez te pierdes, busca a un policía, ellos son nuestros amigos y siempre ayudan."
Decidido, limpió sus lágrimas y empezó a caminar. No sabía si encontraría un policía, pero tenía esperanza.
Después de un rato, vio a lo lejos un vestido azul y blanco. Era un amigable oficial del bosque, el Capitán Rufi, un perro de policía.
"¡Hola, pequeño!", dijo el Capitán Rufi con su voz amable. "¿Qué te trae por aquí?"
"¡Me perdí!", respondió Tomi sollozando. "No hice caso a mi mamá y ahora no sé cómo volver a casa."
"No te preocupes, amigo", dijo Rufi con una sonrisa. "Te ayudaré a encontrar a tu mamá. ¿Recuerdas en qué dirección viniste?"
Tomi trató de pensar.
"Creo que corrí hacia el sur, siguiendo a las mariposas", dijo, apuntando hacia la dirección equivocada.
El Capitán Rufi, con su gran experiencia, le respondió:
"Vamos a buscar juntos. Recuerda, siempre es bueno pedir ayuda."
Tomi se sintió un poco más seguro junto al oficial. Juntos caminaron por el bosque, preguntando a los animales si habían visto a una mamá osa. Un conejo, un ciervo y hasta una ardilla se unieron a la búsqueda.
"¡Hagamos una fila y gritemos su nombre!", sugirió el conejo.
"¡Mamá!", gritaron todos juntos.
De repente, desde un arbusto cercano, se escuchó un llanto. Era la señora Osa, preocupada por su pequeño.
"¡Tomi!", gritó ella al verlo.
Tomi corrió hacia su mamá.
"¡Mamá! ¡Estoy aquí!", exclamó, abrazándola con fuerza.
La señora Osa lo miró, aliviada pero también un poco enojada.
"Tomi, sabía que te irías. Quiero que entiendas lo importante que es quedarte cerca."
"Lo siento, mamá. Aprendí mi lección. Nunca más me alejaré", prometió Tomi, con los ojos llenos de sinceridad.
"Siempre estoy aquí para ayudarte, pero tienes que escucharme. Estamos juntos en esto", le dijo su mamá suavemente.
El Capitán Rufi se acercó.
"Hicieron un gran equipo. Ustedes demostraron que pedir ayuda es fundamental cuando estamos en problemas."
Tomi sonrió, agradecido.
"Gracias, Capitán Rufi. Gracias a ti encontré a mi mamá."
"Siempre estaré aquí para ayudar, pequeño. Y recuerden: el bosque es un lugar seguro, pero siempre es mejor estar con alguien de confianza."
Con un nuevo entendimiento, Tomi y su mamá volvieron a casa, esta vez juntos y sin separarse.
FIN.