El osito valiente y la pelela


Simón era un nene de 3 años muy divertido y curioso. Le gustaba jugar con sus juguetes, correr por el parque y explorar todo lo que estaba a su alrededor.

Pero había algo que no le gustaba mucho: usar la pelela. La mamá de Simón intentó muchas veces enseñarle a usar la pelela, pero él siempre se negaba. "No quiero usar eso", decía Simón cada vez que su mamá le proponía sentarse en la pelela.

Un día, mientras Simón estaba jugando con sus bloques de construcción, llegó su abuela a visitarlo. "Hola mi amor", dijo ella mientras lo saludaba con un beso en la mejilla. "¿Cómo estás?""Estoy bien abuela", respondió Simón sonriendo.

"Mamá me dijo que no quieres usar la pelela", dijo la abuela mirando a Simón fijamente. "No, no quiero", respondió Simón encogiéndose de hombros. La abuela pensó por un momento y luego tuvo una idea brillante.

"Sabés qué Simón? Te voy a contar una historia sobre un osito muy especial". Simón se emocionó al escuchar esto y se sentó al lado de su abuela para escuchar atentamente. "Había una vez un osito llamado Tobi", comenzó la abuela.

"Tobi era un osito muy feliz y juguetón como tú, pero tenía un problema: no quería dejar los pañales". Simón se sorprendió al escuchar esto. ¿Un osito que no quería dejar los pañales? Eso era raro.

"Pero Tobi tenía una mamá muy sabia", continuó la abuela. "Ella le explicó que ya era grande y que debía aprender a usar la pelela como todos los demás ositos de su edad".

"Tobi no quería hacerlo, pero su mamá le dijo algo muy importante: "Tú eres capaz de hacerlo, Tobi. Solo necesitas creer en ti mismo"". Simón se quedó pensando en lo que acababa de escuchar.

¿Sería él capaz de usar la pelela si creyera en sí mismo?"Y así fue como Tobi decidió intentarlo", siguió contando la abuela. "Al principio fue difícil, pero poco a poco Tobi aprendió a usar la pelela y se sintió muy orgulloso de sí mismo por haberlo logrado". Simón sonrió al escuchar esto.

Tal vez él también podría intentarlo. La abuela tomó a Simón de la mano y lo llevó al baño. "¿Te gustaría probar ahora?", preguntó ella.

Simón asintió tímidamente y se sentó en su pelela mientras su abuela lo acompañaba con una canción divertida. De repente, Simón sintió una extraña sensación en su pancita. "Abuela, creo que tengo ganas", dijo emocionado. La abuela sonrió con ternura. "¡Vamos mi amor! ¡Tú puedes!".

Y así fue como Simón usó por primera vez su pelela gracias a las palabras sabias de su abuela sobre el osito Tobi. Desde ese día, nunca más tuvo miedo de usarla y se sintió muy orgulloso cada vez que lo hacía.

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