El Osito y la Canción Mágica



Había una vez un osito llamado Tobi que vivía en un hermoso bosque lleno de árboles altos y flores de todos los colores. Tobi era un osito muy amable y juguetón, pero había algo que lo hacía sentir muy triste: no podía abrocharse los zapatos. Cada vez que trataba de hacerlo, se enredaba y sus amigos se reían de él.

Una mañana, mientras Tobi intentaba sin éxito abrochar sus brillantes zapatos azules, escuchó una risa que resonaba entre los árboles.

-Tobi, ¡mirá cómo te enredás! -exclamó su amigo el conejo, saltando de risa.

-Mira que a mí también me cuesta a veces, pero no me enredo tanto -dijo la ardilla, mientras giraba sobre su propia cola.

Tobi se sintió muy triste. Se sentó en una piedra y pensó que nunca podría jugar con ellos si no podía amarrarse los zapatos. Pero justo en ese momento, una suave brisa sopló entre los arbustos, y ante él apareció un hada madrina, con alas brillantes y una varita mágica.

-Hola, pequeño osito -dijo el hada con una sonrisa-. ¿Qué te preocupa?

-Ay, hada madrina, no puedo amarrarme los zapatos y mis amigos se ríen de mí -suspiró Tobi, mirando al suelo.

-No te preocupes, Tobi. Te enseñaré cómo hacerlo y, además, lo haremos muy divertido. -dijo el hada, mientras movía su varita, que iluminó el lugar con un suave resplandor.

-¿Cómo? -preguntó Tobi, mirando al hada con curiosidad.

-Por medio de una canción mágica, vamos a aprender. Se llama "La Canción de los Zapatos". -el hada comenzó a cantar:

-¡Cierra un ojal, cierra el otro! ¡Haz un lazo y no le des un soplo! ¡Tira de un lado, tira del otro! ¡Y así tus zapatos se abrochan, ¡qué loco! -cantó el hada bailando.

Tobi se unió a la canción, aunque todavía no sabía si podría hacerlo solo. El hada lo animó:

-Vamos, Tobi. ¡Intentémoslo juntos! -dijo el hada mientras le mostraba los pasos.

Tobi intentó seguir al hada con sus patitas, y aunque al principio se enredó, la risa del hada lo llenó de energía:

-¡Eso es, Tobi! ¡No te rindas! -exclamó el hada.

Con paciencia y la ayuda de la música, Tobi empezó a entender. Poco a poco, logró hacer el primer nudo y luego el segundo. Finalmente, con un gran esfuerzo y mucha alegría, abrochó sus zapatos por primera vez.

-¡Lo logré! -gritó Tobi emocionado.

-¡Sí, lo hiciste, pequeño! -dijo el hada sonriendo, mientras aplaudía con sus manos.

Desde ese día, Tobi se convirtió en el osito más feliz del bosque. Ya no se sintió triste ni avergonzado. Todos sus amigos lo animaron y celebraron su logro.

-¡Tobi, ahora podemos jugar al escondite! -gritó el conejo.

-Sí, y podemos correr sin que se nos desaten los zapatos -añadió la ardilla.

Tobi, lleno de alegría, se unió a sus amigos y, juntos, realizaron una gran fiesta en el bosque. Aprendieron a abrocharse sus zapatos bailando y cantando la Canción de los Zapatos.

Con el tiempo, todos los amigos de Tobi también aprendieron a abrocharse los zapatos de manera divertida, y ya no hubo más risas, solo risas de alegría. Tobi había demostrado que con paciencia y un poco de ayuda, ¡puedes superar cualquier dificultad!

Y así, el osito y su hada madrina se convirtieron en grandes amigos, y su canción mágica se cantó por todo el bosque.

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FIN.

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