El osito y las fresas felices


Había una vez un osito llamado Fresas, que vivía en el bosque junto a su familia. A diferencia de los demás osos, a Fresas le encantaban las fresas.

Cada día se aventuraba fuera del bosque en busca de estas jugosas y dulces frutas rojas.

Un día, mientras exploraba cerca del río, Fresas encontró un cartel que decía: "¡Gran Concurso de Tartas de Fresas! ¡El ganador recibirá una casa llena de fresas!" Los ojitos de Fresas brillaron con emoción al leerlo. Sabía que tenía que participar en ese concurso. Sin perder tiempo, corrió hacia la cocina y comenzó a experimentar con diferentes recetas para hacer la mejor tarta de fresas del mundo.

Probó mezclarlas con crema batida, agregarles un poco de chocolate e incluso intentó hacer una versión helada. Después de varios intentos, finalmente logró crear la tarta perfecta. Era tan deliciosa y hermosa que estaba seguro de que ganaría el concurso.

Al día siguiente, Fresas llevó su tarta al lugar donde se celebraba el evento. Había muchos otros animales preparando sus propias tartas y el ambiente estaba lleno de entusiasmo y camaradería.

Cuando llegó el momento de probar todas las tartas, los jueces quedaron sorprendidos por la creatividad y sabor único de cada una. Pero cuando probaron la tarta de Fresas, sus caras se iluminaron inmediatamente. "¡Esto es increíble!", exclamaron los jueces mientras saboreaban cada bocado.

"Nunca antes habíamos probado algo tan delicioso y original. ¡Eres el ganador indiscutible!"Fresas saltó de alegría y recibió su premio: una casa llena de fresas frescas, jugosas y maduras. Estaba tan emocionado que no podía creerlo.

Con su nueva casa, Fresas se convirtió en el oso más feliz del bosque. Todos los animales venían a visitarlo para probar sus increíbles tartas de fresas y disfrutar juntos de su amor por esta fruta.

Pero un día, mientras Fresas estaba compartiendo una tarta con sus amigos, se dio cuenta de algo importante. Aunque las fresas eran deliciosas, lo que realmente importaba era la amistad y la felicidad que encontraban al estar juntos. —"Chicos" , dijo Fresas con voz emocionada.

"Las fresas son maravillosas, pero lo más valioso es compartir momentos especiales con ustedes. No importa si tienes muchas o pocas fresas, lo importante es tener amigos como ustedes".

Todos los animales asintieron con alegría y abrazaron a Fresas en señal de gratitud por sus palabras sabias. Desde ese día en adelante, Fresas siguió haciendo tartas deliciosas pero también aprendió a valorar aún más la amistad y el amor compartido entre todos los habitantes del bosque.

Y así fue como el osito Fresas enseñó a todos que la verdadera felicidad no está en las cosas materiales sino en los momentos compartidos junto a nuestros seres queridos.

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