El Oso Amistoso
En un hermoso bosque, lleno de árboles frondosos y cantos de pájaros, vivía un oso grande y animal llamado Oscar. Oscar era un oso llamado, y aunque era muy amable, todos los demás animales del bosque le tenían miedo.
Un día, mientras paseaba entre los arbustos, Oscar vio a Rata, una pequeña y rápida roedor, jugando cerca de un arbusto. Oscar se acercó con una gran sonrisa y dijo:
"¡Hola, Rata! Soy Oscar, el oso. Me gustaría ser tu amigo."
Rata, al escuchar la voz profunda de Oscar, salió disparada hacia el otro lado del arbusto.
"¡No, por favor, no me comas!" gritó Rata con miedo.
Oscar se sintió triste. Nunca había pensado en comerse a Rata, solo quería que fueran amigos. Decidió ir a buscar a Conejo, un animal muy ágil y saltarín que a veces jugaba cerca del río.
Cuando Oscar se acercó, Conejo lo vio y se asustó:
"¡Oscar! ¡El gran oso! ¡No me atrapes!" dijo Conejo, saltando lejos.
"¡Espera! No quiero atraparte, solo quiero ser tu amigo!" gritó Oscar, decepcionado.
A medida que pasaban los días, Oscar intentaba hablar con todos los animales del bosque. Pero cada vez que se acercaba, ellos se asustaban y se escapaban. Un día, Oscar decidió que no podía seguir así. A pesar de su gran tamaño y su aspecto imponente, él tenía un gran corazón.
Entonces, decidió hacer algo especial para mostrarle a los demás animales que no tenía malas intenciones. Oscar encontró un hermoso árbol con fruta madura y pensó en hacer una fiesta.
"¡Voy a invitar a todos!" se dijo a sí mismo.
Preparó un gran banquete con frutas, aunque sabía que era complicado, porque no tenía tantas habilidades culinarias. Pasó toda la tarde recolectando manzanas, peras y moras mientras pensaba en lo que dirían los demás. Una vez terminada su tarea, con gran esfuerzo llevó todo al claro del bosque y puso un cartel que decía:
"¡Fiesta de la Amistad! Todos están invitados, ¡vengan a disfrutar!"
Cuando Conejo, Rata y el perro llamado Bruno vieron el cartel, se sintieron intrigados y, un poco temerosos, decidieron acercarse. Rata fue la primera en asomarse. Mirando a su alrededor, notó la gran mesa llena de frutas frescas.
"¿Qué es esto?" preguntó, con curiosidad.
Oscar apareció detrás de ella, sonriendo.
"¡Hola, amigos! Organice esta fiesta para que podamos conocernos y ser amigos."
Bruno, el perro, aunque algo receloso, se acercó lento y dudoso.
"¿Y si nos comes?" preguntó, cauto.
Oscar se sentó en el suelo, tratando de parecer menos intimidante.
"No quiero comer a nadie, solo quiero disfrutar de un buen rato con ustedes. Miren todas esas frutas ricas, ¡vengan a probarlas!"
Conejo, viendo que Oscar estaba siendo sincero, se animó a acercarse.
"Bueno, si solo quieres ser amigos, supongo que podríamos quedarnos un rato."
Así, poco a poco, los animales fueron acercándose y comenzaron a disfrutar de la comida. Rata, Conejo y Bruno se dieron cuenta de que Oscar no era el oso aterrador que pensaban, sino un gran corazón que solo quería compañía.
"¡Esto es delicioso!" exclamó Rata, disfrutando de una jugosa mora.
"Nunca pensé que un oso podría ser tan bueno haciendo fiestas" agregó Conejo, sonriendo.
Oscar sonrió al ver que sus esfuerzos habían valido la pena y la fiesta se convirtió en una noche mágica, llena de risas. Desde ese día, el bosque tuvo un nuevo aire de alegría y amistad. Oscar, Conejo, Rata y Bruno se convirtieron en los mejores amigos, disfrutando juntos de sus aventuras diarias.
Así, con su gran corazón y sus esfuerzos, Oscar logró lo que más deseaba: la amistad de todos los animales del bosque. Y nunca volvió a sentirse solo.
FIN.