El Oso Amistoso



Había una vez, en un hermoso bosque lleno de árboles altos y flores coloridas, un oso llamado Bruno. Bruno era un oso enorme y animal, con un corazón aún más grande. A pesar de su aspecto imponente, él sólo quería tener amigos con quienes jugar y compartir aventuras. Sin embargo, los demás animales del bosque le temían. Un día, mientras caminaba por el bosque, Bruno escuchó a unas criaturas conversando a lo lejos.

"¡Mirá, ahí viene el oso!" dijo Rita, la ratita, asustada. "Corre, Flaco, ¡es un oso!" El conejo Flaco saltó en su lugar lleno de miedo. Y el perro Pipo, que no era muy valiente, ladró sin parar: "¡Vámonos, no quiero ser su cena!"

Bruno se detuvo al escuchar esto y un nudo se formó en su estómago. "¡Pero sólo quiero hacer amigos!" pensó.

Decidido a demostrar que no era un oso peligroso, Bruno trató de acercarse a ellos. "¡Hola! Soy Bruno, el oso. No quiero asustarlos. ¿Quieren jugar conmigo?"

Rita, Flaco y Pipo se miraron entre ellos, sin saber qué hacer. "No sé... no se ve muy amigable" dijo Flaco, temblando. "Es enorme, ¿y si intenta comernos?" agregó Pipo.

Bruno suspiró. "Entiendo que les asuste mi tamaño, pero les prometo que solo quiero ser su amigo. Puedo ayudarles a encontrar comida y a jugar al escondite. ¡Soy muy bueno en eso!" Les mostró su mejor sonrisa, pero los otros animales aún tenían dudas.

Un día, mientras Bruno estaba sentado solo bajo un árbol, escuchó un llanto. Al acercarse, vio que Rita había caído en un pequeño hoyo. "¡Ayuda, no puedo salir!" gritó ella.

"No te preocupes, Rita. ¡Voy a ayudarte!" dijo Bruno, y con su enorme pata le tendió la mano. Con un suave movimiento, la sacó del hoyo.

"¡Gracias, Bruno!" dijo Rita, aún temerosa pero aliviada. "Puedes ser realmente fuerte y amable, pero yo aún tengo miedo de que un día me asustes."

Bruno sintió una punzada en su corazón. "No quiero que tengas miedo de mí. ¿Qué tal si hacemos un trato?" propuso. "Haré algo muy divertido que te hará ver que no soy malo. ¡Prometo no usar mi fuerza en nada malo!"

Curiosa, Rita preguntó: "¿Qué tienes en mente?"

Bruno les propuso organizar un concurso de saltos. La idea les sonó divertida, así que aceptaron. Con su gran tamaño, Bruno hizo una hermosa pista de salto con ramas y hojas. El primer salto fue de Pipo, que se agachó y dio un gran salto, pero terminó aterrizando de costado. Todos rieron.

Luego fue el turno del conejo Flaco, quien dio un salto magnífico, pero en su aterrizaje comenzó a rodar y terminó en un arbusto. "¡Eso estuvo genial!" rió Bruno. La risa llenó el aire y las tensiones comenzaron a disiparse.

Finalmente fue el turno de Rita. Con nerviosismo, saltó lo mejor que pudo y aterrizó justo frente a Bruno. "¡Felicidades, Rita!" aplaudió Bruno.

Así, jugando y riendo, los corazones de los tres pequeños animales comenzaron a abrirse al gran oso. Al final del día, se sentaron juntos, agotados y felices.

"¿Sabes? Eres realmente un buen amigo, Bruno" dijo Pipo. "No sé por qué tenía tanto miedo de ti."

"¡Se te nota que eres muy amable!" agregó Rita, mientras Flaco daba saltitos de alegría.

Desde ese día, Bruno se convirtió en el mejor amigo del conejo Flaco, la ratita Rita y el perro Pipo. Juntos jugaron, exploraron y vivieron numerosas aventuras en el bosque.

Y así, el gran oso que una vez fue temido, se convirtió en el oso amigable y amado por todos sus compañeros del bosque.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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