El Oso Amistoso



En un hermoso bosque lleno de árboles altos y flores de colores brillantes, vivía un oso llamado Bruno. Bruno era un oso grande y animal, pero tenía un corazón aún más grande. Cada día, miraba a los otros animales jugar y se sentía solo.

"Me encantaría tener amigos", pensaba Bruno mientras se recostaba bajo su árbol favorito. Pero cada vez que intentaba acercarse a otros animales, ellos se asustaban y corrían.

Un día, mientras paseaba por el bosque, Bruno escuchó un murmullo entre las hojas. Se acercó sigilosamente y vio a Rati, la rata, y Cone, el conejo, escondidos detrás de un arbusto.

"¡Hola! No tengan miedo. Soy Bruno, el oso. Solo quiero ser amigo."

Los dos animales se miraron con miedo.

"¿Un oso amigo? No lo sé, parece muy grande..." dijo Cone, temblando un poco.

Rati se asomó un poco y agregó:

"Nunca hemos jugado con un oso. ¿Estás seguro de que no nos harás nada?"

Bruno suspiró.

"¡Por supuesto que no! Solo quiero jugar y divertirme. Mira, no soy tan aterrador. ¿Qué tal un juego de escondidas?"

Cone y Rati se miraron dudosos, pero decidieron intentarlo.

"Está bien, pero solo por un ratito..." dijo Rati, todavía un poco asustada.

Comenzaron a jugar, y Bruno contaba hasta diez mientras Cone y Rati se escondían. La risa de los tres resonaba por todo el bosque. Al final, aunque Bruno hizo trampa y decidió buscar a sus amigos a los cinco, todos estaban muy felices.

Más tarde, mientras descansaban, Bruno quiso compartir algo de su comida.

"¿Quieren probar un poco de miel? Es algo que me encanta."

Cone miró a Rati y asintió, y juntos aceptaron.

"¡Mmm, está deliciosa!" exclamó Cone mientras comía.

A medida que pasaban los días, Bruno seguía intentando que Cone y Rati se sintieran cómodos; incluso les enseñó a construir un refugio con ramas y hojas.

"Relájense, es divertido construir algo juntos. Miren cómo se mantiene!", les decía.

Pero aún había un problema: el perro llamado Max, que rondaba por el bosque. A Max le divertía asustar a los animales más pequeños y siempre observaba desde lejos cuando Bruno trataba de hacer amigos.

Un día, Max apareció mientras los otros estaban jugando a la pelota.

"Miren, miren, ¡el gran oso hace amigos! ¿No deberían tener miedo?"

Bruno se enfrentó a Max con valentía.

"Max, ¡no asustes a mis amigos! Ellos son importantes para mí.

Los pobres Rati y Cone estaban temblando.

"Déjanos en paz, Max. Solo estamos jugando..." decía Cone, armándose de valor.

Entonces, Rati tuvo una idea brillante.

"¿Y si… y si jugamos todos juntos? Si Max se une, no será tan aterrador."

Bruno, sorprendido, dijo:

"Eso suena genial, pero Max es un poco diferente. ¿Estás seguro?"

"¡Sí, lo intentemos!" propuso Cone, y Bruno asintió, apoyando a sus amigos.

Max, sorprendido por la propuesta, dudó.

"¿Querés que yo, el perro temido, juegue con ustedes?"

"Claro, todos pueden jugar. Eso es lo que hacen los amigos, ¡se divierten juntos!" dijo Bruno con una gran sonrisa.

Max finalmente aceptó, aunque un poco reacio. Al principio, hizo un par de bromas asustando a Rati, pero pronto descubrió que se divertía mucho corriendo junto a Cone y Bruno.

De repente, una nube de mariposas pasó volando, y todos empezaron a perseguirlas. Risas llenaron el bosque, y el miedo terminó alejándose.

"¡Nunca pensé que jugar sería tan divertido!" exclamó Max, sonriendo feliz.

Desde aquel día, Bruno, Cone, Rati y Max se convirtieron en un gran grupo de amigos.

"¡Gracias, Bruno!" dijeron Cone y Rati al mismo tiempo.

"Me alegra haberme atrevido a hacer amigos", dijo Rati.

Bruno, sonriendo, comprendió que el verdadero coraje estaba en ser uno mismo y en aceptar a los demás tal como son.

Y así, en el mágico bosque, un oso, un conejo, una rata y un perro vivieron felices, compartiendo muchas aventuras inolvidables.

FIN.

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