El Oso Bailable
En el corazón de un frondoso bosque, había un oso llamado Óscar. A Óscar le encantaba bailar. Desde que había visto a las ardillas haciendo piruetas en la rama de un árbol, se había apasionado por el baile. Aunque todos en el bosque eran diferentes y tenían sus propias actividades favoritas, Óscar soñaba con convertirse en un gran bailarín.
Un día, mientras practicaba sus mejores pasos junto a un arroyo, llegó un grupo de animales. Eran la familia de las liebres, que siempre estaban organizando competencias de saltos.
"¿Qué estás haciendo, Óscar?" - preguntó Lili, la liebre más pequeña.
"¡Estoy practicando mis movimientos de baile!" - respondió Óscar con una sonrisa radiante.
"¡Eso suena divertido! Pero, ¿no crees que los osos deben hacer cosas de osos?" - dijo Lucho, el hermano mayor, con un tono burlón.
"¿Y por qué no puedo bailar? ¡Los osos también podemos divertirnos!" - contestó Óscar, decidido a no dejar que se desanimara.
Más tarde, el oso decidió organizar su propia competencia de baile para mostrar a todos lo que podía hacer. Emocionado, fue corriendo por el bosque invitando a todos.
"¡Hola, amigos! El próximo sábado habrá una competencia de baile en el claro! ¡Todos están invitados!" - gritaba Óscar.
"¿Bailar? Eso es raro para un oso..." - murmuró una tortuga que pasaba.
"Pero puede ser algo muy entretenido. ¡Por favor, venid a verlo!" - insistió Óscar, un poco triste por la respuesta.
El gran día llegó y con él, un cielo despejado y soleado. Muchos animales vinieron a ver y participar en el baile, pero la mayoría solo estaban curiosos. Los primeros en llegar fueron las ardillas, que se subieron a las ramas para animar. Óscar se sintió un poco nervioso.
"Hola, Óscar. ¿Estás listo para impresionar a todos con tus pasos de baile?" - le preguntó, entusiasmada, una de las ardillas.
"Sí, pero... a veces siento que no seré lo suficientemente bueno" - admitió Óscar, mirando al suelo.
"No te preocupes. ¡Solo diviértete!" - respondieron las ardillas.
Finalmente, comenzó la competencia. Óscar hizo su primera actuación. Al principio, los otros animales miraban incrédulos. Sin embargo, cuando Óscar empezó a moverse, algo mágico sucedió. Los movimientos suaves y divertidos del oso hicieron reír y disfrutar a cualquiera que lo estuviera mirando.
"¡Mirá cómo baila! ¡Nunca había visto algo así en un oso!" - exclamó Lili, riendo de felicidad.
"Yo también quiero probar!" - gritó Lucho.
Poco a poco, más y más animales se unieron a Óscar. Las liebres comenzaron a saltar junto a él, las ardillas se pusieron a girar, y hasta la tortuga decidió dar unos pasos con mucha lentitud y gracia.
Todos estaban disfrutando de una divertida fiesta de baile. Óscar se sintió muy feliz al ver que no solo pudo mostrar su pasión, sino que también inspiró a otros a unirse y divertirse, sin importar sus diferencias.
Al finalizar el día, todos estaban agotados pero alegres.
"¡Nunca pensé que vería a un oso bailar! Eres increíble, Óscar" - dijo una ardilla.
"Y yo nunca pensé que un baile podía hacer que todos nos divirtiéramos de esta manera" - agregó Lucho, sonriendo.
Desde ese día, Óscar fue conocido no solo como el oso fuerte, sino también como el oso bailable, y los animales del bosque aprendieron que todos podían disfrutar de hacer lo que más les gustaba, sin importar lo raro que pudiera parecer. ¡Y eso es lo que hace al bosque un lugar especial!
FIN.