El Oso Desobediente y el Bosque Perdido



En un frondoso bosque de árboles altos y ríos cristalinos, vivía un oso llamado Bruno. Bruno era un oso curioso y juguetón, pero también muy desobediente. Siempre hacía lo que quería, sin prestar atención a las advertencias de su madre, Doña Osa.

Una mañana, Doña Osa llamó a Bruno.

"Bruno, querido, hoy no te alejes mucho del claro. Hay partes del bosque que son peligrosas." - le dijo con preocupación.

"¡Ay, mamá! No seas exagerada. Solo voy a explorar un rato el otro lado del río." - respondió Bruno con una sonrisa traviesa.

Desobedeciendo a su madre, Bruno corrió hacia el bosque profundo. Saltó desde una roca y se adentró más allá de donde nunca había estado antes. Entre jugar y correr, se olvidó del camino de regreso.

Al principio, todo parecía divertido. Encontró mariposas de colores y un arroyo brillante donde chapoteó feliz. Pero de repente, se dio cuenta de que ya no sabía cómo volver. El bosque se veía diferente, más tenue y oscuro.

"¡Oh no!" - exclamó aterrorizado.

"¡Mamá!" - gritó, pero solo el eco de su propio voz le respondió.

Bruno comenzó a caminar en círculos, tratando de encontrar el camino de regreso, pero todo le parecía igual. Las sombras de los árboles empezaron a asustarlo.

Tras un rato de confusión, se encontró con un sabio búho llamado Don Búho, que observaba desde una rama alta.

"Hola, pequeño oso. ¿Por qué estás tan angustiado?" - preguntó Don Búho.

"Me perdí y no sé cómo volver a casa. ¡No le hice caso a mi mamá y ahora estoy solo!" - lloró Bruno.

"A veces, los caminos desconocidos pueden parecer emocionantes, pero es importante escuchar a quien sabe más. Te puedo ayudar si sigues mis instrucciones. " - dijo Don Búho.

"¿Qué tengo que hacer?" - preguntó Bruno, con un poco de esperanza.

"Primero, respira hondo y calma tu mente. Ahora, mira hacia arriba. ¿Puedes ver la dirección en que sale el sol?" - explicó Don Búho.

"Sí, allí está. ¡Es hacia el este!" - respondió Bruno.

"Muy bien. Ahora, sigue la luz del sol hacia el este y, si sigues caminando, encontrarás un gran roble. Desde allí podrás encontrar tu camino de regreso." - aconsejó Don Búho.

Bruno comenzó a caminar, aunque su corazón seguía latiendo fuerte por el miedo. Recordó las palabras de su madre, y se prometió que nunca volvería a desobedecer.

Tras un tiempo recorriendo el bosque, finalmente vio el gran roble. Suspiró aliviado y siguió subiendo la colina detrás de él. A lo lejos, pudo ver el claro que siempre había conocido.

"¡Mamá!" - gritó al ver a Doña Osa que lo esperaba con un rostro preocupado.

"¡Bruno! ¡Te estaba buscando!" - exclamó ella mientras corría hacia él y lo abrazaba fuertemente

"Lo siento, mamá. No te hice caso y me perdí, pero aprendí algo muy importante. Prometo que nunca más desobedeceré tu consejo." - prometió Bruno, con una sonrisa.

"Te perdono, pero recuerda que la curiosidad es buena, pero siempre hay que hacerlo con responsabilidad. Ahora, volvamos a casa juntos." - dijo Doña Osa mientras lo guiaba hacia el claro.

Desde esa aventura, Bruno se convirtió en el oso más obediente del bosque. Cada vez que escuchaba un consejo, lo tomaba en serio y aprendió a disfrutar de las maravillas de su hogar con seguridad. Y así, Bruno siguió explorando, pero nunca más olvidó lo importante que era escuchar a su mamá y a los sabios del bosque.

Y en cada aventura aprendió que la obediencia no significa perder diversión, sino disfrutarla de manera segura y hermosa.

Fin.

FIN.

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