El Oso Despertador Benito y la Aventura Familiar
Había una vez, en un hermoso bosque de la Patagonia Argentina, un oso llamado Benito. Benito era conocido por ser el oso más dormilón de todo el bosque.
Pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo y solo se despertaba para comer y jugar un poco antes de volver a acurrucarse en su cama. Un día soleado, Benito abrió los ojos y bostezó. Se estiró perezosamente mientras miraba a su alrededor.
Pero algo extraño pasaba: no había nadie más en su casa del árbol. Su familia había desaparecido. - ¿Dónde están mamá y papá? ¿Y mis hermanitos? -se preguntó preocupado Benito. Sin perder tiempo, decidió salir a buscarlos por todo el bosque.
Caminó entre los árboles altos, llamando a sus padres y buscando pistas sobre lo que pudo haberles ocurrido. Pero no encontró ninguna respuesta. Después de mucho caminar, Benito llegó al lago del bosque donde solían jugar juntos.
Allí vio unas huellas que no reconocía cerca de la orilla. - ¡Espera! Estas huellas son diferentes... -dijo asombrado el osito-. Parece que alguien nos ha estado observando.
Decidido a descubrir quién era responsable de la desaparición de su familia, siguió las huellas hasta llegar a una cueva oculta detrás de un arbusto espeso. Con mucho cuidado, entró lentamente en la cueva y quedó sorprendido al encontrar una pequeña ardilla llamada Lucas allí dentro.
- ¡Hola, Lucas! ¿Has visto a mi familia? Estoy muy preocupado -preguntó Benito. Lucas miró al oso con sus grandes ojos brillantes y dijo:- Sí, vi a tu familia.
Ellos se fueron de viaje por unos días y no quisieron despertarte porque saben lo mucho que te gusta dormir. Benito sintió un gran alivio al escuchar las palabras de Lucas. Se dio cuenta de que había asumido lo peor sin tener toda la información necesaria.
- ¡Gracias, Lucas! Me alegra saber que están bien y solo se fueron de viaje. A veces me preocupo demasiado sin motivo -dijo Benito sonriendo-. Desde ese día, Benito aprendió una valiosa lección: no siempre hay que saltar a conclusiones antes de tener todos los hechos.
Aprendió también la importancia de comunicarse y compartir sus inquietudes con los demás. Cuando su familia regresó del viaje, Benito les contó todo lo que había pasado y cómo había conocido a su nuevo amigo Lucas en el camino.
Todos rieron juntos y prometieron nunca más dejarlo fuera de ninguna aventura familiar.
A partir de ese momento, Benito supo que podía confiar en su intuición pero también en los demás para resolver cualquier problema o situación complicada que pudiera enfrentar en el futuro. Así termina esta historia sobre un oso dormilón llamado Benito, quien descubrió la importancia de mantenerse calmado ante situaciones desconocidas y recordó siempre preguntar antes de sacar conclusiones precipitadas.
Y así vivieron felices en el bosque junto a su querida amiga ardilla Lucas.
FIN.