El Oso Dormilón y su Gran Aventura



Había una vez, en un hermoso bosque lleno de árboles altos y ríos cantores, un oso llamado Oso Bobo, pero todos lo conocían como el Oso Dormilón. Oso Dormilón era un oso muy tierno, de pelaje marrón y suave, que pasaba la mayor parte del día durmiendo bajo el sol o en su cueva cálida. Sus amigos, la ardilla Chispa y el conejo Saltarín, siempre le decían:

"Oso Bobo, deberías despertarte más a menudo. ¡Te estás perdiendo de cosas divertidas!"

"¿Divertidas? Para mí, la diversión es soñar en mi cama", respondía Oso Dormilón con una sonrisa.

Un día, mientras Oso Dormilón disfrutaba de una siesta profunda, sus amigos se encontraron con un problema. La lluvia había arrastrado muchos de los frutos de los árboles y había dejado el bosque en desorden. Chispa miró a Saltarín y dijo:

"Si no hacemos algo, no tendremos comida para el invierno. Necesitamos hablar con Oso Bobo".

Saltarín miró hacia la cueva y suspiró:

"Pero Oso Bobo está durmiendo. ¿Qué hacemos?"

Finalmente, decidieron intentar despertarlo, así que Chispa brincó hasta la entrada de la cueva y le gritó:

"¡Oso Bobo, despierta! ¡El bosque está en problemas!"

Oso Dormilón se estiró y abrió un ojo.

"¿Qué? No me digan que pasó algo malo mientras dormía..."

Chispa asintió con urgencia.

"¡Sí! La lluvia arrasó con muchos frutos y necesitamos tu ayuda para recoger los que quedan".

Oso Dormilón suspiró, pero algo en el tono de su amiga lo motivó a levantarse.

"Está bien, voy a ayudar. Pero les advierto: soy un oso dormilón, no un recolector".

Los tres amigos se pusieron a trabajar. Mientras recogían frutas, Oso Dormilón empezó a disfrutar de la actividad. Se dio cuenta de lo divertido que era reír y jugar con sus amigos, y hasta olvidó un poco el sueño. Sin embargo, al final del día, se sintió cansado.

"Chicos, estoy muy cansado… tal vez YA es hora de volver a la cueva y dormir un poco más"

Pero Chispa y Saltarín no estaban de acuerdo.

"¡No! ¡Es de noche y esta es la hora en que empezamos la Fiesta de la Cosecha!"

Oso Dormilón los miró confundido.

"¿Una fiesta? No lo sé, creo que prefiero dormir…"

Pero sus amigos abrieron los ojos como platos.

"¡No puedes perderte esto! Habrá música, bailes y un montón de frutitas para comer. ¡Es la mejor noche del año!"

Oso Dormilón dudó un momento, pero la curiosidad lo ganó y aceptó.

"Está bien, iré a la fiesta, pero si me aburro, ¡me voy a dormir!")

Esa noche, mientras bailaban bajo la luz de la luna y disfrutaban de las deliciosas frutas recién cosechadas, Oso Dormilón se dio cuenta de que ser parte de la comunidad era increíble. Rió, bailó y se divirtió como nunca antes. Oso Bobo se sintió tan feliz que se olvidó del sueño.

"¡No puedo creer que me estaba perdiendo de todo esto!" exclamó.

A partir de esa noche, Oso Dormilón decidió que aunque era un gran amante de las siestas y los sueños, también era importante disfrutar de la vida junto a sus amigos. No solo se convirtió en el oso que dormía, sino también en el oso que disfrutaba cada momento.

Y así, Oso Bobo aprendió que hay un tiempo para soñar, pero también un tiempo para jugar y compartir. Desde entonces, el bosque nunca volvió a ser el mismo, porque incluso el Oso Dormilón se convirtió en el alma de la fiesta.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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