El Oso Feo y el Gato Sabiondo
En un bosque frondoso y colorido, vivía un oso llamado Rufus que no era como los demás. Rufus tenía un aspecto extraño: su pelaje era un poco rizado y su cara más bien alargada. Por eso, todos los animales lo llamaban "el oso feo". Sin embargo, Rufus era un oso amable y generoso, y siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitara.
Un día, mientras paseaba por el bosque, Rufus se encontró con un gato llamado Lucas. Lucas era un gato elegante, con un pelaje suave y brillante, y siempre andaba con aires de superioridad.
"¡Eh, oso feo! ¿Por qué no te vas a casa? Aquí no es lugar para alguien como vos" - le dijo Lucas, riendo.
Rufus sintió un nudo en el estómago, pero decidió sonreír y no dejarse llevar por la burla.
"Hola, Lucas. Siempre es bueno ver caras conocidas. ¿Te gustaría jugar un rato?" - le preguntó Rufus con amabilidad.
"¿Jugar? Ja! ¿Con un oso feo como vos? Prefiero jugar solo, porque si no, se pueden reír de mí" - respondió Lucas, alejándose con desprecio.
Rufus se sintió triste, pero siguió caminando por el bosque. Al poco rato, oyó un grito. Era la voz de Lila, la pequeña ardilla que vivía en un roble.
"¡Ayuda! ¡Me caí y no puedo subir!" - gritaba Lila, muy asustada. Rufus, sin pensarlo dos veces, corrió hacia ella.
"¡Lila, no te preocupes! Voy a ayudarte" - le dijo con determinación. Con su gran cuerpo y sus fuertes patas, logró estirar su brazo y ayudar a Lila a trepar hasta la rama.
"¡Gracias, Rufus! Sos el mejor!" - exclamó Lila, llena de alegría.
En ese momento, Lucas regresaba y vio todo lo que había ocurrido. Se quedó sorprendido al ver lo amable que había sido Rufus con Lila.
"¿Qué pasó aquí?" - preguntó Lucas, intrigado.
"Rufus me salvó. ¡Es un héroe!" - contestó Lila, aún temblando de emoción.
Lucas, que en ese momento no sabía qué decir, finalmente se acercó a Rufus.
"Tal vez... no seas tan feo después de todo. Es impresionante lo que hiciste, Rufus" - admitió el gato, un poco avergonzado.
Rufus sonrió, satisfecho. "Gracias, Lucas. Todos tenemos algo especial dentro, solo hay que mirar más allá de las apariencias".
Poco a poco, Lucas empezó a sentir admiración por Rufus. Se dio cuenta de que lo más importante no era la apariencia, sino cómo uno se comportaba y ayudaba a los demás.
Desde ese día, Lucas y Rufus se hicieron amigos inseparables. Juntos exploraban el bosque, compartían aventuras y aprendieron a valorar las cualidades de cada uno. Rufus le enseñaba a Lucas la importancia de la amabilidad y la empatía, mientras que Lucas le mostraba a Rufus el valor de la confianza en uno mismo.
Así, en el bosque, todos aprendieron que la verdadera belleza viene del corazón y que, aunque algo puede parecer —"feo" por fuera, eso no define a una persona. Rufus fue conocido no solo como el oso feo, sino como el oso valiente y amistoso, y Lucas, el gato sabiondo, comenzó a entender que la amistad verdadera no tiene nada que ver con la apariencia, sino con cómo nos tratamos y ayudamos mutuamente.
Y así, Rufus y Lucas vivieron felices, riendo y jugando, enseñando a todos en el bosque que lo más importante no es cómo lucimos, sino cómo somos por dentro.
FIN.