El oso gruñón y el misterio de los chocolates desaparecidos



En lo más profundo del bosque vivía un osito llamado Tito. Tito era un oso amigable y cariñoso, pero tenía un punto débil: le encantaban los chocolates.

Un día, Tito se enteró de que en el bosque se habían encontrado chocolates deliciosos, pero nadie le había compartido ninguno. Tito se puso muy triste y, sobre todo, ¡muy enojado! -¿Por qué no me compartieron los chocolates? ¡Estoy harto de que siempre me dejen afuera de las cosas! - se quejaba el osito.

Decidido a descubrir quién tenía los chocolates, Tito empezó a investigar por todo el bosque. Habló con los conejos, los pájaros y hasta con las ardillas, pero nadie le dio pistas. Empezaba a oscurecer y Tito se sentía desanimado.

De repente, escuchó unos ruidos extraños que provenían de una cueva cercana. Sin pensarlo dos veces, se adentró en la cueva y encontró a alguien inesperado: era el sorprendente Mapache Detective.

Mapache Detective le contó a Tito que había estado siguiendo pistas toda la tarde y que había descubierto quién se había llevado los chocolates. Juntos, se dirigieron a la guarida del culpable, un travieso ratón llamado Rulo. Rulo se había llevado los chocolates sin pensar en las consecuencias.

Tito, en vez de enojarse, decidió enseñarle al ratón la importancia de compartir y la magia de la amistad. Rulo, arrepentido, prometió compartir los chocolates con Tito y con todos sus amigos del bosque.

Desde ese día, Tito comprendió que la amistad y la generosidad son mucho más valiosas que cualquier chocolate. Y así, entre risas y abrazos, el bosque volvió a estar lleno de alegría y armonía.

FIN.

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