El Oso Soñador y Sus Nuevos Amigos
En un frondoso bosque, donde los árboles susurraban al viento y las flores pintaban el suelo de colores, vivía un oso llamado Tano. Tano era un oso grande y animal, con un corazón aún más grande. Sin embargo, a pesar de su buen trato y su gran deseo de tener amigos, todos los animalitos del bosque lo temían por su tamaño y su rugido profundo.
Un día, mientras Tano caminaba por el bosque, escuchó a un pequeño grupo de animales conversando. Se acercó lentamente y se dio cuenta de que eran Rati, una pequeña ratita, y Cone, un conejito travieso.
"- ¡Hola, amigos!" dijo Tano con su voz suave.
Rati, temblando, miró a Cone y dijo:
"- ¿Qué quiere de nosotros? ¡Se ve tan grande y feroz!"
Pero Tano, sintiendo el miedo en sus ojos, respondió:
"- No quiero hacerles daño. Solo busco amigos. Me gustaría jugar y compartir con ustedes."
"- Pero... ¿y si te enojas?" preguntó Cone, temeroso de que Tano pudiera rugir en cualquier momento.
"- No hay razón para enojarse. Lo único que quiero es querer y ser querido," dijo Tano con un tono amistoso.
Rati y Cone se miraron, aún dudosos. Como no querían ser groseros, decidieron invitar a Tano a jugar en su lugar favorito, el claro de las flores.
Durante el juego, Tano se esforzó por ser amable y suave, jugando a la pelota sin hacer trampa con su tamaño. Sin embargo, accidentalmente aplastó una flor. Rati gritó:
"- ¡Cuidado! ¡Esa era mi flor favorita!"
Tano se sintió mal y dijo:
"- Lo siento mucho, Rati. No fue mi intención. Puedo ayudarte a plantar otra."
La ratita quedó sorprendida. Nunca había pensado que el oso querría ayudar. Así que le dijo:
"- Bueno, si realmente quieres ayudar... podría ser una buena idea."
Mientras tanto, Cone se acercó tímido y le pidió:
"- Oye, ¿puedo probar el juego de saltar sobre tus patas? Quiero ver si puedo llegar más alto."
Tano sonrió y acordó con gusto:
"- ¡Claro! Pero debes cuidarte, ¿eh?"
Con el paso de los días, el oso trabajó con Rati y Cone, ayudando a plantar nuevas flores y creando un espacio maravilloso para jugar. Tano hizo pequeños caminos con grandes piedras donde los animales podían correr, y poco a poco, el miedo de Rati y Cone fue disminuyendo.
"- Mirá, Rati, el oso no es malo," dijo Cone un día, mientras corría alrededor de Tano.
"- ¡Es un buen amigo!" añadió Rati entusiasmada.
Un día, mientras jugaban, un aire tempestuoso comenzó a soplar y un fuerte viento arrancó algunas de las flores que habían plantado juntos. Rati y Cone corrieron a recogerlas, pero el viento era demasiado fuerte. Asustados, los pequeños animales gritaban.
Tano se dio cuenta de que estaban en problemas. Rápidamente, cubrió a Rati y Cone con su gran cuerpo, protegiéndolos del viento.
"- ¡No se preocupen! ¡Estoy aquí para cuidarlos!" exclamó el oso, calmando a los animalitos.
Cuando el viento se fue, Rati y Cone se miraron, sorprendidos de lo valiente que era Tano. Desde ese día, dejaron de temerle, reconociendo que su tamaño no importaba, sino su gran corazón.
El oso, la ratita y el conejito se volvieron los mejores amigos del bosque. Juntos descubrían nuevas aventuras, hacían reir a los demás animales, y nunca más Tano se sintió solo en ese vasto bosque.
Y así, en el corazón del bosque, un asombroso oso, una audaz ratita y un alegre conejito, aprendieron que la amistad no conoce de tamaños y que abrirse al otro puede traer los regalos más hermosos.
Desde aquel día, su lema era simple pero poderoso: "La grandeza se mide en el corazón, no en el tamaño."
FIN.