El Oso y el Bosque Amoroso
En un hermoso bosque donde los árboles son altos y las flores brillan con colores vivos, vivía un oso llamado Bruno. Bruno era un oso grande y animal, pero tenía un corazón aún más grande y un brillo en sus ojos que iluminaba todo a su alrededor. Sin embargo, tenía un pequeño problema: siempre estaba triste porque no podía hacer amigos.
Un día, mientras caminaba por el bosque, Bruno se encontró con un pequeño pájaro llamado Pico.
"¡Hola, oso grande! ¿Por qué estás tan triste?" - preguntó Pico, que volaba cerca de la copa de los árboles.
"Hola, Pico. Estoy triste porque no tengo amigos. Todos me tienen miedo por mi tamaño" - respondió Bruno, con un suspiro.
Pico, al ver la tristeza de Bruno, decidió ayudarlo.
"No te preocupes, Bruno. Yo te ayudaré a encontrar amigos. Vamos a hacer juntos una gran fiesta en el bosque. Todos vendrán y verán lo amable que eres" - sugirió Pico con entusiasmo.
Bruno, aunque dudoso, accedió. Así que empezaron a preparar la fiesta. Pico voló por todo el bosque, invitando a todos los animales. La noticia se esparció rápidamente y, para el día de la fiesta, había animales de todas partes: ciervos, conejos, tortugas y hasta una familia de zorros.
"¡Sería genial!" - dijo Bruno, mientras ayudaba a Pico a arreglar todo.
El día de la fiesta llegó, y los animales comenzaron a llegar. Bruno estaba inicialmente nervioso, pero se esforzó por sonreír y ser amable.
"¡Bienvenidos, amigos! Estoy tan feliz de que hayan venido" - exclamó Bruno, con una gran sonrisa.
Los animales comenzaron a reír y a bailar mientras disfrutaban de la comida que Bruno y Pico habían preparado. Sin embargo, de repente, una bandada de pájaros apareció volando alto.
"¡Alerta! ¡Alerta! ¡Un gran lobo está cerca!" - gritó uno de los pájaros, mientras todos los animales se asustaban y se escondían detrás de Bruno.
El gran lobo se acercó, luciendo feroz y hambriento. Todos los animales miraban asustados a Bruno, esperando que él se encargara de la situación.
Bruno se dio cuenta de que, aunque era grande y fuerte, eso no significaba que no podía ser amable. Entonces decidió hablar con el lobo en lugar de asustarlo.
"¡Hola, amigo! No queremos peleas. Solo intentamos disfrutar de nuestra fiesta" - dijo Bruno con una voz tranquila.
El lobo se detuvo, sorprendido por la bondad del oso.
"Pero tengo hambre..." - susurró el lobo, sintiéndose avergonzado.
"Te entiendo. Aquí hay mucha comida. Si quieres, puedes quedarte a compartirla con nosotros" - ofreció Bruno, su corazón latiendo rápido.
El lobo, con un aire confundido, aceptó.
"Gracias, no esperaba eso de un oso" - dijo el lobo, mientras se unía a la fiesta.
Los animales miraron a Bruno con admiración, dándose cuenta de que el gran oso no era lo que pensaban. Con el tiempo, la fiesta siguió, y pronto el lobo y Bruno se convirtieron en amigos. Todos comieron, jugaron y rieron juntos, y Bruno se sintió más feliz que nunca.
Desde ese día, Bruno nunca más se sintió solo. Los animales del bosque quisieron conocerlo y aprovecharon la oportunidad para aprender de su valentía y amabilidad. Aquella fiesta se convirtió en una tradición y el bosque amoroso se llenó de risas, amistad y alegría, y Bruno aprendió que ser diferente no significa que no puedas tener amigos.
Así, el bosque se transformó en un lugar donde todos, sin importar su tamaño o apariencia, aprendieron a amarse y aceptarse tal cual eran, creando lazos de amistad más fuertes en cada rincón. Y así, Bruno, el oso grande y amable, encontró su lugar en el corazón del Bosque Amoroso, donde los verdaderos amigos siempre están dispuestos a aceptarse y ayudar unos a otros.
FIN.