El otoño de Fernando


Una mañana de otoño, Fernando se despertó asustado. Había tenido una pesadilla que lo dejó temblando. Se levantó de un salto de la cama y miró a su alrededor, tratando de calmar su corazón acelerado.

La habitación estaba iluminada por la suave luz del sol que se filtraba a través de las cortinas. Encendió su lámpara de noche y se sentó en la cama, tratando de recordar que había sido solo un sueño.

-¿Estás bien, Fernando? -preguntó su mamá asomándose por la puerta. -Sí, mamá, solo tuve una pesadilla. -¿Quieres contármela? -preguntó ella, sentándose a su lado. Fernando le contó sobre el monstruo que lo perseguía por un bosque oscuro.

Su mamá lo escuchó atentamente y luego le dio un abrazo reconfortante. -Ese monstruo no puede lastimarte, Fernando. Tú eres valiente y fuerte. Además, siempre estoy aquí para protegerte. Desayunemos juntos y después iremos al parque a disfrutar del hermoso día de otoño.

Fernando se sintió mejor después de hablar con su mamá y compartir un delicioso desayuno. En el parque, corrió, jugó y se divirtió con los colores del otoño.

Poco a poco, la pesadilla se desvaneció de su mente, reemplazada por el amor y la alegría que compartía con su mamá. Esa noche, se durmió tranquilo, sabiendo que aunque el otoño traía algunas sombras, también traía mucha luz y cariño.

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