El Pacto del Río


En la escuela telesecundaria de la comunidad de Caobal, un grupo de amigos decidió emprender una emocionante excursión al río que se encontraba cerca de su pueblo.

Entre ellos estaban Analy, Yulisa, Kely, Aibee, Giovanni, Manuel, Ángel, María José, Tania, Adrián y Jessica. Todos estaban ansiosos por disfrutar del día al aire libre y explorar las aguas cristalinas del río. Al llegar al lugar, los niños se quitaron los zapatos y corrieron hacia el agua con alegría.

Se reían y chapoteaban mientras descubrían pequeños peces nadando a su alrededor. La naturaleza los envolvía en un ambiente de paz y armonía.

De repente, durante un juego en el agua, Giovanni intentó jalarle la cola a Manuel sin su consentimiento. Manuel se sintió molesto y triste por esta acción inesperada.

Fue entonces cuando María José intervino para detener a Giovanni y explicarle lo importante que era respetar a los demás y no tocar a nadie sin su permiso. "Giovanni, ¿por qué hiciste eso? No está bien tocar a alguien sin preguntarle antes", dijo María José con firmeza. "Lo siento mucho, no pensé que te molestaría", respondió Giovanni avergonzado.

"Es importante recordar que todos merecemos respeto y debemos cuidar los sentimientos de nuestros amigos", agregó María José con comprensión. Los demás amigos asintieron con seriedad ante las palabras de María José.

Comprendieron que el respeto hacia los demás era fundamental para mantener una convivencia armoniosa entre ellos. Decidieron disculparse sinceramente con Manuel y prometieron ser más cuidadosos en el futuro. A partir de ese momento, los niños disfrutaron del resto del día en el río aprendiendo sobre la importancia del respeto mutuo.

Jugaron juntos sin lastimarse ni incomodarse unos a otros. La excursión se convirtió en una experiencia memorable llena de diversión y enseñanzas valiosas para todos.

Al regresar a la escuela telesecundaria al día siguiente, Analy propuso crear un pacto entre ellos donde se comprometieran a respetar siempre la integridad física y emocional de cada uno. Todos estuvieron de acuerdo e incluso pintaron sus manos en una pancarta como símbolo de unidad y respeto mutuo.

Desde entonces, en la comunidad de Caobal se difundió la historia inspiradora de cómo un grupo de amigos aprendió sobre el valor del respeto durante una excursión al río.

Los niños se convirtieron en ejemplo para otros jóvenes e inspiraron cambios positivos dentro de su entorno escolar. Y así fue como Analy, Yulisa, Kely, Aibee, Giovanni, Manuel,Ángel, María José,Tania, Adrián Jessica demostraron que el respeto es la base fundamental para construir relaciones sanas y duraderas entre amigos.

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