El Paiche Sabio y la Fiesta de San Juan



Había una vez, en un pueblo cerca de un río brillante, una niña de cuatro años llamada Sofía. Sofía estaba muy emocionada porque se acercaba la Fiesta de San Juan, una celebración en la que todos los niños del pueblo iban a jugar, cantar y saltar sobre las hogueras junto al río.

Esa mañana, mientras su mamá le preparaba una deliciosa torta de cumpleaños, Sofía decidió que quería ir a jugar con sus amigos antes de la fiesta. Sin pensarlo, se puso su vestido más lindo, un sombrero de flores y salió corriendo hacia el río.

"¡Hoy va a ser un día magnífico!", pensó Sofía, mientras soñaba con saltos y risas al lado del agua.

Cuando llegó al río, se encontró con sus amigos, quienes ya habían comenzado a preparar todo para la celebración. Pero mientras todos jugaban, a Sofía le llamó la atención un gran pez que nadaba cerca de la orilla. ¡Era un paiche! Sofía nunca había visto uno tan grande.

"¡Hola, Sofía!", dijo el paiche, asomando la cabeza del agua. "Soy Pichi, el paiche sabio. He estado observando cómo juegan y me alegra que estén celebrando, pero antes de que sigas divirtiéndote, quiero hablarte sobre el río."

Sofía, fascinada, se acercó lentamente. "¿Por qué? El río es hermoso y yo solo quiero jugar."

"Es cierto", contestó Pichi. "Pero también tiene sus peligros. El agua puede parecer tranquila, pero a veces puede haber corrientes fuertes o rocas que no se ven. Es importante respetarlo. ¡Siempre hay que estar con un adulto!"

Sofía lo miró con curiosidad. "Pero en la fiesta todos saltamos la fogata y nadamos. ¿Y si me caigo?"

"No te preocupes, Sofía. Eso es parte de la diversión, pero debes saber que hay que hacerlo de manera segura. Siempre testea el agua antes de entrar, y si sientes que algo no está bien, ¡sal de inmediato!" Pichi continuó, "Recuerda siempre mantenerte cerca de tus amigos y nunca alejarte demasiado. ¡El río puede ser travieso!"

Después de escuchar los consejos de Pichi, Sofía sintió que su corazón latía con fuerza, ¡tenía tanto que aprender!"¿Por qué sabes tanto sobre el río?", le preguntó con ojos brillantes.

"Yo he vivido aquí por muchos años y he visto lo bueno y lo malo. Así que siempre que veas agua, recuerda lo que te he contado. La diversión es importante, ¡pero tu seguridad lo es aún más!" Pichi nadó en círculos, agregando un poco de magia al momento.

Sofía, agradecida, prometió que siempre seguiría los consejos del paiche. Regresó con sus amigos, que la esperaban para comenzar la fiesta. Con el corazón contento y cuidado, se unió a ellos, saltando de alegría.

Esa noche, bajo el cielo estrellado, Sofía se acercó a la hoguera con su grupo. Se sintió feliz y segura; había aprendido a respetar el río y disfrutar con precauciones. Y aunque medio curioso por saber más de Pichi, decidió que le contaría todo lo que había aprendido para que sus amigos también tuvieran cuidado.

"Chicos" , dijo Sofía con voz clara, "¡hoy tenemos que divertirnos, pero también cuidar del río!". Todos la miraron, sorprendidos y muy interesados en lo que tenía para decirles. Sofía compartió los consejos de Pichi.

Así que esa noche, mientras el fuego crepitaba y las risas llenaban el aire, Sofía no solo celebró la Fiesta de San Juan, sino que también se convirtió en la niña más sabia del pueblo, aprendiendo que la diversión va de la mano con la seguridad.

El paiche, desde el agua, sonrió orgulloso, sabiendo que había inspirado a un pequeño corazón a cuidar lo que más amaba.

Y así, en cada Fiesta de San Juan, se contaba la historia de Sofía y el paiche sabio, para siempre recordando el respeto por el río que les daba tanta alegría.

FIN.

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