El País de los Sueños



Había una vez, en un rincón del mundo, un lugar donde no existían fronteras. Allí, los niños y las niñas se despertaban cada día con una sonrisa, pero había algo que los inquietaba. No tenían un país al que llamar hogar. Todo era un paraíso lleno de aventuras, pero extrañaban la calidez de un lugar que les perteneciera.

Un día, en medio de risas y juegos, apareció una curiosa niña llamada Lila. Tenía una gran imaginación y siempre soñaba con un lugar especial.

"¿Por qué no creamos nuestro propio país?" - sugirió ella entusiasmada.

El grupo de amigos, compuesto por Tobi, un niño que adoraba dibujar mapas; Sol, quien siempre encontraba maneras de contar cuentos; y Nico, un apasionado de la naturaleza, se miraron entre sí con los ojos llenos de incertidumbre.

"¿Y cómo lo hacemos?" - preguntó Tobi, apretando su lápiz con fuerza.

"Podemos usar la magia de nuestros sueños!" - respondió Sol, con una sonrisa amplia.

Así que, unieron sus habilidades. Cada uno se sentó a imaginar cómo sería su país ideal. Lila se imaginaba grandes montañas y ríos llenos de color.

"¡Vamos a necesito un nombre!" - exclamó Lila con emoción.

Los amigos comenzaron a discutir.

"¿Qué tal 'El País de la Amistad'?" - propuso Tobi.

"O 'El País de los Sueños'", sugirió Sol, desenrollando su lienzo.

"Eso está bien, pero también queremos que sea un lugar de aventuras!" - agregó Nico.

Tras muchas risas y propuestas, decidieron que el país se llamaría "El País de los Sueños" donde todos podrían ser lo que quisieran ser y vivir lo que quisieran vivir.

La idea se hacía más grande y emocionante conforme los días pasaban. Escribieron cuentos, dibujaron mapas y hasta construyeron una gran bandera de colores brillantes con hojas y flores que recolectaban. ¡Era un verdadero proyecto colectivo!

Pero había un problema; necesitaban un lugar para materializar su país. Al principio, estaban desanimados.

"¿Y si nunca encontramos un lugar?" - murmuró Tobi, preocupado.

"Eso nunca pasará; siempre hay un lugar para los sueños!" - exclamó Lila, tratando de animarlos.

Un día, mientras exploraban un bosque cercano, encontraron un claro iluminado por el sol, lleno de flores y árboles amigables.

"¡Miren esto!" - gritó Nico corriendo hacia el centro.

"¿Estamos en un sueño?" - preguntó Sol, abriendo bien sus ojos.

"No, esto es nuestro lugar!" - dijo Tobi, emocionado.

Los niños comenzaron a construir su país en ese hermoso claro. Hicieron un castillo de ramas, crearon un lago con pétalos de colores y dibujaron cada rincón de su nuevo hogar en sus mapas. Cada día, volvían, dando vida a su país. A medida que pasaba el tiempo, más niños del bosque se unieron. El País de los Sueños estaba tomando forma. Even las aves comenzaron a cantar sus canciones de bienvenida.

Pasaron semanas construyendo, riendo y disfrutando juntos. Hicieron juegos, dibujaron historias y crearon tradiciones especiales.

Un día, notaron que algunos adultos caminaban cerca, viéndolos jugar.

"¿Qué están haciendo, pequeños soñadores?" - preguntó una mujer.

"Estamos creando nuestro propio país!" - dijo Lila con orgullo.

"¿Y cómo sé que quiero unirme?" - preguntó el hombre con curiosidad.

Algunos adultos decidieron unirse a ellos. Poco a poco, el bosque empezó a llenarse de más y más personas. Todos aportaron lo que podían.

A partir de ese día, El País de los Sueños no solo fue de los niños, sino que también se convirtió en un hogar para todos. Cada uno tenía su rol, sus sueños y su historia.

Un día, los niños miraron alrededor y se dieron cuenta de que habían logrado algo especial.

"¿Vieron? Nunca necesitamos un país tradicional, solo un lugar que ame la creatividad y la amistad!" - dijo Tobi.

"Sí, este es nuestro hogar, hecho de sueños y realidades!" - agregó Sol.

"Y siempre habrá un lugar para compartir aventuras, sin importar de dónde venimos" - finalizó Lila, abrazando a sus amigos.

Y así, El País de los Sueños se convirtió en un lugar mágico donde cada día traía nuevas aventuras, enseñando a todos que, cuando soñamos juntos, no hay límites ni fronteras. Y así, vivieron felices para siempre, creando su propio destino, donde cada corazón tenía un espacio en ese hermoso lugar que llamaron hogar.

FIN.

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