El pajarito que unió a la familia
Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de montañas, una familia muy especial. En esta familia vivían la mamá Clara, el papá Juan, y sus tres hijos: Martín, Sofía y Tomás.
Martín era el mayor de los hermanos, siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás y cuidar de sus hermanos menores. Sofía era la del medio, le encantaba dibujar y siempre alegraba a todos con su sonrisa.
Por último, estaba Tomás, el más chiquito de la familia, curioso y travieso como nadie. Un día, mientras paseaban por el bosque cerca de su casa, se encontraron con un pajarito herido. Sin dudarlo ni un segundo, decidieron llevarlo a casa para cuidarlo y curarlo.
Todos colaboraron juntos para darle de comer, abrigarlo y hacer que se sintiera mejor. "¡Vamos a llamarlo Pichón!" -dijo Sofía emocionada. Con el paso de los días, Pichón recuperó sus fuerzas gracias al amor y dedicación de la familia.
Una mañana soleada, cuando por fin estuvo listo para volar nuevamente, algo maravilloso sucedió: Pichón no se fue volando lejos; en cambio se quedó posado en la ventana de la casa mirando hacia adentro.
"¿Será que quiere quedarse con nosotros?" -se preguntó Tomás con ojos brillantes. Y así fue como Pichón se convirtió en parte de la familia. Los días pasaban entre risas, juegos y aventuras junto al nuevo integrante alado.
La presencia del pajarito llenó sus vidas de alegría y enseñanzas sobre el cuidado mutuo y la importancia de estar unidos. Una noche oscura llegó una fuerte tormenta al pueblo. El viento soplaba con fuerza mientras los truenos retumbaban en el cielo.
Los niños tenían miedo pero encontraban consuelo abrazados junto a sus padres y Pichón en su nido improvisado dentro de una caja acolchada. Al amanecer siguiente salieron afuera para ver cómo había quedado todo después del temporal.
Para sorpresa de todos encontraron árboles caídos por doquier pero su hogar estaba intacto gracias a que habían seguido las indicaciones del papá Juan sobre cómo protegerlo ante situaciones extremas.
"¡Qué valiente fuisteis anoche!" -exclamó Clara orgullosa mirando a cada uno de sus hijos. Desde ese día comprendieron que juntos podían superar cualquier desafío que se les presentara si permanecían unidos como una verdadera familia llena amor.
Y así continuaron viviendo felices para siempre compartiendo momentos inolvidables junto a su amigo Pichón quien les recordaba día tras día lo importante que es tener un hogar donde reine el amor sincero e incondicional.
FIN.