El Pájaro Sanador


Había una vez una niña llamada Veronica, quien vivía en una hermosa mansión rodeada de jardines y árboles frutales. A pesar de tener todo lo que necesitaba, Veronica se sentía triste y sola.

Un día, mientras paseaba por el jardín, encontró a un pequeño pájaro que había caído del nido. Sin pensarlo dos veces, lo tomó en sus manos y decidió cuidarlo hasta que pudiera volar otra vez. "Hola pequeño amigo, no te preocupes.

Te voy a cuidar hasta que puedas volar nuevamente"- dijo Veronica con dulzura. Desde ese momento, todos los días Veronica dedicaba tiempo para alimentar al pajarito y enseñarlo a volar.

Poco a poco, el pájaro comenzó a recuperarse gracias al amor y cariño de la niña. Un día mientras jugaban en el jardín, llegó un hombre misterioso preguntando por la mansión de Veronica. La niña se asustó y corrió hacia adentro para avisarle a su madre sobre el extraño visitante.

"Mamá hay alguien afuera preguntando por nuestra casa" -dijo Veronica temerosaLa madre de la niña salió rápidamente para hablar con el hombre desconocido. Después de unos minutos regresó con una sonrisa en su rostro.

"Veronica querida ¡tienes un tío! Él ha venido desde muy lejos para verte" -exclamó la madre emocionada. Veronica estaba sorprendida al saber que tenía un tío que nunca antes había conocido.

El hombre misterioso resultó ser su tío, quien había estado buscando a su sobrina por muchos años. A partir de ese día, el tío se quedó a vivir en la mansión con Veronica y su familia. Juntos, descubrieron muchas cosas nuevas e interesantes sobre la vida.

El tío le enseñó a Veronica sobre las estrellas y los planetas, mientras que ella compartía sus conocimientos sobre el cuidado de los animales.

Con el tiempo, Veronica aprendió que no importa cuánto tengamos o dónde vivamos, lo más importante es tener amor y compartirlo con los demás. Y así fue como su tristeza desapareció para siempre. Desde entonces, cada vez que veía un pajarito volar alto en el cielo recordaba aquellos días en los que cuidaba al pequeño pájaro herido.

La mansión ya no era un lugar solitario porque tenía a su familia y a su querido tío para acompañarla en todas sus aventuras.

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