El Pájaro Valiente



Había una vez un pequeño pájaro llamado Nico que vivía en un hermoso bosque. A diferencia de sus amigos, a quien les encantaba volar alto y explorar el cielo, Nico tenía un gran miedo a las alturas. Cada vez que intentaba elevarse, sus alas temblaban y su pequeño corazón aceleraba. A veces, se quedaba en la rama más baja de un árbol, observando a sus amigos volar y jugar por encima de él.

Un día, sus amigos, la golondrina Sofía y el loro Tito, decidieron ayudarlo.

"Nico, no puedes quedarte aquí siempre. ¡El mundo es tan hermoso desde las alturas!", dijo Sofía.

"Sí, además, volar es divertido. ¿Por qué no intentas subir un poco más?", añadió Tito.

Pero Nico sólo pudo responder:

"No sé, tengo miedo de caer. ¿Qué pasaría si no puedo volver a la rama?".

Sus amigos intentaron animarlo, pero el miedo de Nico seguía presente.

Un día, mientras los tres amigos estaban en la orilla de un lago, vieron a un pato que luchaba por salir del agua. El pato había estado nadando muy lejos y ahora se encontraba en problemas porque la orilla era muy resbaladiza. Al ver esto, Sofía le dijo a Nico:

"Nico, ¡es tu oportunidad de ser un héroe! Puedes volar hacia el pato y ayudarlo!".

Nico se sintió abrumado.

"Pero... y si me caigo?".

"¡No pienses en eso! Piensa en lo que puedes hacer si logras volar. No se trata de caer, sino de ayudar a otros!", exclamó Tito con entusiasmo.

El corazón de Nico latía con fuerza. La idea de ayudar al pato lo llenaba de una emoción que nunca había sentido. Se animó y decidió intentarlo.

Tomó una respiración profunda y, a pesar de sus temores, comenzó a agitar sus pequeñas alas.

"¡Aquí voy!", gritó Nico mientras se zambullía en el aire. Voló un poquito más alto de lo que había hecho antes. El viento a su alrededor lo abrazaba y, por primera vez, sentía que era libre.

Nico se acercó al pato y, usando su pequeño pico, le mostró cómo llegar a la orilla.

"¡Sigue mis instrucciones!", gritó, mientras volaba en círculos frente al pato.

El pato, siguiendo el vuelo de Nico, logró llegar a la orilla, donde se encontró con sus amigos. Todos estaban muy agradecidos y lo elogiaron, especialmente el pato, que le dijo:

"¡Eres un héroe! No podría haberlo hecho sin vos, pequeño pájaro!".

Al escuchar esas palabras, Nico sintió algo especial dentro de él.

"Quizás volar no sea tan malo después de todo", pensó mientras disfrutaba del momento.

Con cada día que pasaba, la confianza de Nico iba creciendo. Poco a poco, se atrevió a volar un poco más alto.

Un día, se organizó una competencia de vuelo en el bosque. Todos los pájaros querían participar, y cuando Nicolás oyó hablar de esto, sus amigos lo alentaron.

"¡Nico, tenés que participar!", dijo Sofía. "¡Hiciste cosas increíbles!"

Pero aún dudaba.

"No sé si puedo. ¿Y si me caigo en medio de la competencia?".

"Lo importante es intentarlo. Ya no tenés que ser el pájaro que siempre se queda abajo. ¡Podés ser el pájaro que vuela!".

Finalmente, tomando valor, decidió participar.

El día de la competencia, una multitud de pájaros se reunió. Hacia el cielo, Nico sentía que su corazón palpitaba, pero esta vez no era de miedo, sino de emoción. Cuando llegó su turno, levantó el vuelo.

Al principio, temió caer, pero recordó su hazaña con el pato y se sintió inspirado. Voló hacia el cielo, más alto que nunca. Podía ver el bosque, el lago, y a sus amigos abajo animando.

"¡Vamos, Nico! ¡Podés hacerlo!" gritaban.

Cuando aterrizó en la meta, todos celebraron. Nico, que antes tenía miedo, ahora era aclamado como el pájaro valiente del bosque.

"Nunca pensé que volar sería tan maravilloso", dijo Nico, sonriendo con alegría.

Así, desde ese día, Nico continuó volando, tocando las nubes y explorando las maravillas del mundo desde las alturas. Aprendió que, a veces, el verdadero valor no es la ausencia de miedo, sino la valentía de enfrentarlo.

Y nunca olvidó que, aunque había tenido miedo, tenía amigos que siempre estarían allí para apoyarlo.

Y así, Nico el pájaro, se convirtió en el símbolo de coraje en el bosque, recordando a todos que es posible superar nuestros miedos con determinación y amistad.

FIN.

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