El Palacio de los Sueños
Érase una vez, en lo alto de las montañas, un palacio brillante como un diamante. Sus torres relucían bajo el sol y sus paredes de piedra contaban historias de tiempos antiguos. En el palacio vivía una princesa llamada Lila, quien era conocida por su curiosidad infinita y su deseo de aprender sobre el mundo que la rodeaba.
Un día, mientras exploraba el jardín encantado, Lila encontró un libro polvoriento escondido entre las flores. Al abrirlo, se dio cuenta de que no era un libro cualquiera; era un libro de aventuras que relataba historias de diferentes lugares, pueblos y personas de todo el mundo. Tan emocionada estaba que decidió que quería conocer esos lugares.
"¿Puedo hacer un viaje para conocer los lugares de este libro?" - le preguntó a su padre, el rey.
"Es una gran idea, pero debes estar lista y cuidar de tu seguridad, hija" - respondió el rey, pensativo.
Lila aceptó y comenzó a prepararse. Aprendió sobre mapas, costumbres de diferentes cultures, y algo muy importante: la importancia de la amistad y el respeto hacia los demás. Después de semanas de preparación, su padre le dio su bendición y le entregó un pequeño gorro que había pertenecido a su madre, para protegerla en sus aventuras.
En su primer destino, un poblado costero lleno de color y música, Lila fue recibida por un grupo de niños que jugaban en la playa. Al verlos, no pudo evitar acercarse.
"¡Hola! Soy Lila, la princesa del palacio en las montañas. ¿Puedo jugar con ustedes?" - preguntó con una gran sonrisa.
Los niños, al principio sorprendidos, aceptaron con entusiasmo.
"¡Claro! Vamos a construir un castillo de arena juntos!" - gritaron.
Mientras jugaban, Lila aprendió sobre sus sueños y cómo trabajaban en equipo para lograr cosas maravillosas. La tarde terminó con carcajadas y un gran castillo de arena que se eleva orgulloso frente al mar. Cuando Lila se despidió, prometió regresar un día.
Su siguiente parada la llevó a un vasto desierto. Allí conoció a un joven llamado Amir, quien le enseñó cómo encontrar agua y protegerse del sol.
"¡Eres una buena amiga!" - le dijo Amir mientras juntos exploraban el entorno.
"Gracias, pero estoy aprendiendo de vos. Todos tienen algo valioso que enseñar" - respondió Lila, sorprendida por lo ingenioso que era.
Amir le mostró cómo usar plantas del desierto para hacer sombra y refugio. Lila, agradecida, decidió que nuevamente regresaría, esta vez con el deber de compartir los conocimientos que había adquirido.
De vuelta en el palacio, Lila no solo había traído recuerdos, sino también un mapa lleno de lugares que quería visitar junto a sus nuevos amigos y su familia. Habló con su padre sobre construir la Casa de las Aventura, un lugar donde niños de todos los rincones pudieran venir, compartir historias y aprender juntos.
"¡Eso sería maravilloso, Lila!" - comentó el rey, lleno de orgullo. "Podríamos invitar a tus amigos de la playa y del desierto."
Así, Lila se embarcó en una nueva aventura, esta vez organizando su proyecto al lado de su padre. Con la ayuda del pueblo, comenzaron a construir la Casa de las Aventura, donde los niños podían aprender y compartir sus culturas.
Pero hubo un giro inesperado. Un día, llegó un viento fuerte, rompiendo parte de la estructura. Sin desanimarse, Lila organizó a los niños para que ayudaran en las reparaciones.
"No importa si se derrumba, lo que realmente importa es que estamos juntos" - les dijo, sonriendo.
Trabajaron en equipo, aprendiendo unos de otros, y pronto, la casa se volvió más fuerte que antes. No solo era un lugar de aprendizaje, sino una casa llena de amistad, risas y aventuras.
Con el tiempo, Lila comprendió que el verdadero tesoro no estaba en los lugares que había visitado, sino en las conexiones que había hecho. Así, el palacio en las montañas se convirtió en el centro de un mundo de amigos de diferentes culturas, unidos por la curiosidad, la risa y un deseo de aprender.
Y así, Lila, la princesa aventurera, hizo que su palacio en las montañas fuera un lugar donde la imaginación volaba alto y donde cada niño podía ser parte de una historia mágica. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.